Los actos conmemorativos del XVII aniversario de la Coronación Canónica de la imagen de Nuestra Señora de la Fuensanta, patrona de Córdoba y de las cofradías cordobesas, me impidieron asistir a la corrida celebrada ayer en la localidad cordobesa de Aguilar de la Frontera.
Esta mañana recibí en el email la información, gráfica y escrita, de nuestro amigo, compañero y maestro, Ladis, que les transcribo a continuación.
"CORRIDA DE TOROS EN AGUILAR
HISTÓRICA CORRIDA
TRIUNFAL EN LA PLAZA OCHAVADA
LOS TRES ESPADAS
SALIERON A HOMBROS
L.R.G.
(2-10-2011)
Plaza: Portátil instalada
en la plaza ochavada. Lleno en tarde
de calor soportable. Se Colgó el
cartel de no hay billetes.
Toros: Encierro de Hnos.Tornay
muy bien presentado, sosos y noblotes con las fuerzas justas. El mejor el primero (
el del doctorado marcado con el nº 108 y de nombre “Ajumo II”.
Finito de Córdoba: siete pinchazos y
dos descabellos ( silencio tras aviso) y pinchazo y estocada caída (dos orejas
con fuerte protesta al palco por conceder un rabo que no había pedido el público).El torero lo rechazó
prudentemente.
Manuel Díaz “El
Cordobés”: estocada
tendida y descabello ( dos orejas con fuerte petición de rabo) y estocada (
oreja con fuerte petición de otra, y enorme bronca a la presidencia por no
concederla)
Rafael Tejada: en el toro de la
alternativa estocada ( dos orejas) y pinchazo, estocada que hace guardia y
descabello ( ovación).
Incidencias: Los tres toreros
salieron a hombros. Terminado el paseíllo se homenajeó al torero local Juanito
Méndez.
Cuando el palco quita el protagonismo a los
toreros, mal asunto. Esta tarde en Aguilar de la Frontera, con un ambiente de
lujo en la portátil montada en la histórica plaza ochavada y con la gente con
ganas de toros y fiesta, el presidente, y sobre todo el asesor, han estado a
punto de aguarlo todo con una decisión absurda. Si el público no solicita los
máximos trofeos, no se pueden conceder aunque el destinatario sea el torero
titular de la Peña de la que el asesor es un apasionado seguidor. Pretendió
hacerle un favor a su ídolo y lo que consiguió fue echarle a los tendidos
encima. Tendidos que estaban muy cabreados por que en el toro anterior le negó
un rabo, pedido por toda la plaza, a Manuel Díaz. No se puede ser juez y parte,
se ha dicho siempre.
En fín, todo quedó en una anécdota negativa
que se podía haber evitado.
Triunfador de la tarde, en número de
trofeos, resultó ser El Cordobés, que
sabe ganarse al público con su entrega y pundonor. A su primer toro lo recibió
con unas verónicas de dentro para afuera muy aplaudidas. Después de un solo puyazo, tónica de toda la
corrida, realizó un quite por chicuelinas que fue lo que acabó de encender a
los tendidos. La faena de muleta la comenzó con ambas rodillas en tierra, como
una tarjeta de visita de lo que vendría después. Le tenemos anotadas, sobre
todo, dos tandas por la derecha con mucho sosiego y muleta baja. También con la
zurda con cadera quebrada, estuvo notable. El toro se fue apagando conforme
avanzaba la faena y en las postrimerías sacó a relucir todo su repertorio
basado en las cercanías y los gestos de complicidad con el público. No faltaron
saltos de la rana y como la espada entró a la primera, la locura estalló. Su
segundo enemigo salió lesionado de la suerte de varas y la labor de Manuel
consistió en mimarlo para que no cayera el animal. Sin embargo el público le
reconoció el tesón y la entrega y aunque los tendidos se tiñeron de blanco
cuando rodó el animal, solo se le concedió una oreja. Los gritos de fuera,
fuera, al palco duraron varios minutos y para el torero se coreó “tu si que
vales” cuando daba una apoteósica vuelta al ruedo.
Finito de Córdoba realizó lo mejor de la
tarde en su segundo enemigo al que recibió con un ramillete de verónicas a pies
juntos y manos bajas de mucho sabor. El animal recibió un puyazo largo que nos
hizo temer lo peor, pero el toro se vino arriba y Finito firmó varias tandas
con la derecha de muleta relajada rematadas con pases de pecho de auténtico
cartel. El Finito de siempre estaba en el ruedo. Las palmas echaban humo. Al
torear al natural ya no había tanta limpieza y retomó otra vez la derecha para
disfrutar y hacer disfrutar al público. El epílogo de esta buena obra lo
emborronó el palco, como ya queda dicho. Así que el torero entregó a su
cuadrilla los trofeos y dio la vuelta al ruedo recibiendo el cariño de la
parroquia. En su primero no alcanzó a tomarle las distancias y aunque hubo
destellos no consiguió realizar una faena maciza.
Abría cartel el torero de Ronda, Rafael
Tejada que tomaba la alternativa. Se topó con el mejor toro del encierro,
también el de menor volumen, y el muchacho estuvo muy digno. Realizó una faena
variada con algunos muletazos de buena factura. En el que cerró plaza, único
que recibió dos largos puyazos, ya no estuvo tan suelto. Por su inexperiencia y
por que el animal no era tan bonancible en la embestida como el que le coronó
como nuevo matador de toros."
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