Desde su estreno el pasado mes de septiembre, mucho se habla de la película Blancanieves del director bilbaino Pablo Berger. Se está hablando y escribiendo sobre todo, porque esta Blancanieves es una película original que se sale de lo corriente lo que la hace ser distinta de lo hecho hasta ahora en el llamado séptimo arte. Rodada en blanco y negro, muda, amenizada por una banda sonora original con toques flamencos y lo que es más pintoresco, llevando el popular cuento al mundo del toro, justo ahora que la fiesta esta tan mal vista y perseguida.
El trato que Berger le da a la leyenda germana, en la que se basaron los hermanos Grimm, es tan original que nos traslada a una España de los años veinte del pasado siglo, donde los toros eran el único espectáculo de masas de un país que vivía la edad de oro del toreo. En esta Blancanieves la madrastra sigue siendo igual de mala, el rey se convierte en un torero de renombre, el montero en un famélico chófer y la protagonista en una torera con sus enanitos toreros cómicos. Con estos ingredientes la película ha tenido un especial calado entre todos los aficionados a la fiesta del toro, que la han alabado hasta la saciedad de forma, eso si, justa.
No soy crítico de cine. No voy a decir más sobre esta singular película. Decir que me ha gustado, y mucho, que como aficionado a la fotografía me ha cautivado el trato del blanco y negro. He visto a grandes actores en un rol muy distinto al que nos tienen acostumbrados y también las miradas de los ojos de una Macarena García y una Sofia Oria, la Blancanieves niña, que con sus expresiones sobraba cualquier dialogo. Decir que la película se está haciendo acreedora de muchos premios esta de más, ya se sabe que estas noticias del cine tienen una difusión amplia en todos los medios, justo de lo que la fiesta de los toros carece para mostrar a nuestra sociedad sus valores y grandeza.
Resumiendo podemos decir que nos encontramos ante una película de toros que ha gustado, y mucho, en una España donde existe en la actualidad una corriente de descrédito sobre la fiesta y una sociedad cada vez menos "taurinizada" que no se ha visto con más remedio que sucumbir ante ella. Una película de toros hecha con respeto hacia la fiesta, y todo porque los que en ella han trabajado han tenido a bien buscar un asesoramiento correcto de los entre bastidores del mundo del toro, porque con desconocimiento es fácil meter la pata hasta el corvejón, como paso con el polémico film sobre "Manolete".
Berger no buscó a ninguna figura rutilante del mundo del toreo, menos mal, el director de cine contactó con un hombre alejado del oropel, pero conocedor como pocos de lo que es la fiesta de los toros. Me estoy refiriendo al matador de toros y después banderillero José Luis Seseña. Ayer mismo en un programa de radio, Seseña, contó como tras reunirse con Pablo Berger en un par de ocasiones se hizo cargo de todo lo relacionado con el toreo. Tuvo que enseñar a actores, que no conocían nada del ceremonial taurino con la excepción del mexicano Daniel Giménez Cacho que si suele acudir a las plazas en el país azteca, a andar en torero, a manejar trebejos de torear, a hacerlo de salón, así como colocarse una montera.
Luego con el toro como testigo fueron otros toreros profesionales quienes hicieron de especialistas. Lógicamente Giménez Cacho y Macarena García fueron sustituidos en las escenas de los festejos por profesionales del mundo del toro. En el caso del actor mexicano fue doblado por el matador de toros toledano José Germán, que tuvieron como marco la plaza de Aranjuez. La doble de Macarena García ha sido la valiente novillera madrileña Ana Infante, quien toreo en la plaza de carros de Pedraza y en el coso de Aranjuez. Fue ahí donde surgió la anecdota, pues la guapa novillera sufrió una lipotimia y tuvo que ser sustituida por un entonces novillero Cristián Escribano, que es apoderado por Seseña, y que casualmente estaba de espectador en el rodaje.
Para ellos, para los cuatro, para Seseña, José Germán, Cristian Escribano y Ana Infante, nuestro reconocimiento. A pesar de figurar en los créditos, las letras como dicen los catetos, del film nadie ha hablado de ellos. Nadie del mundo del toro ha dicho en voz alta que estos profesionales han estado detrás de la película. Exceptuando a Seseña, tres profesionales que permanecen en el más absurdo ostracismo, pues los tres tienen cualidades para torear más de lo que lo hacen, marginados por este injusto "sistema" que cierra paso a los que quieren emerger en esta difícil profesión. Ha sido el cine el que les ha brindado la ocasión de sentirse toreros y hacer lo que sienten, torear.
Fotos: Macarena García (fotograma del film): José Germán (José Salguero); Cristian Escribano (Mundotoro) y Ana Infante (Oscar Barrionuevo)
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