Hace días terminó nuestra encuesta. Como ya avanzamos, hasta última hora ha estado la cosa muy apretada. Dos encastes dos, se han llevado la palma. Veragua y Vega-Villar. Finalmente ha sido el primero el que se ha llevado el gato al agua, eso si por muy escasa diferencia.
Siempre hemos indicado que la afición cordobesa es poco torista, por eso nos ha sorprendido que un encaste tan minoritario, como es el vazqueño, haya sido el escogido.
Y es que esta singularísima e histórica sangre a penas ha tenido presencia en Los Califas. Ya quedo escrito en una entrada anterior que solo Prieto de la Cal, máximo representante de este encaste, se asomó por el coso de Ciudad de Jardín, lidiando un toro como sobrero en la década de los sesenta y más tarde, concretamente el día 29 de mayo de 1988, con una corrida de rejones en la que actuaron Rafael Peralta, Manuel Vidrié, Curro Bedoya y Antonio Ignacio Vargas.
Algo parece que se mueve en Córdoba. La afición, o parte de ella, está demandando ver a los jaboneros veragüeños y en menor medida, como se refleja en la encuesta, otras sangres minoritarias y en peligro de extinción. Ahí que tomar conciencia que es el espectador, ya sea aficionado u ocasional, quien tiene que demandar a las empresas abrir el abanico de ganaderías en las plazas. También a los toreros que se ponen delante, aunque esto último viendo los movimientos que están haciendo los primeros espadas, es hoy por hoy una autentica utopia.
Esperemos que la casa Chopera atienda esta demanda en Córdoba. El año pasado, aunque abrevió el abono, anuncio una corrida de otro encaste minoritario como es el santacolomeño, mostrando así su interés por la puesta en valor de estas sangres marginadas y que deben de ser recuperadas para mayor diversidad de la fiesta.
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