En Córdoba la festividad de la
natividad de la Virgen marca el final del periodo estival. La Virgen de la
Fuensanta con sus campanitas de barro, su velá
popular y la leyenda del caimán ponen punto final a la languidez propia del
verano. Córdoba parece despertar. Sus gentes, muchos con color de bronce
adquirido en la Costa del Sol o la sierra, y los más modestos en piscinas y
parcelas, se encaminan al Santuario para rezar a la patrona. La explanada donde
se erige el edificio sacro y también el humilladero del pocito de agua
milagrosa, es un hervidero donde se mezcla lo sacro y lo profano. Los
cordobeses se dan cita año tras año en el lugar. Unos para cumplir con su
devoción con la Virgen. Otros para poner un punto de alegría a la siempre
deprimente vuelta de las vacaciones.
Desde hace dos años la imagen
de la Virgen recorre en procesión matinal los aledaños del templo. El sacro
cortejo se ha convertido en un nuevo punto de encuentro para los cordobeses.
Los cofrades forman impecablemente vestidos ante el paso que porta la imagen y que
cierra una banda de música que interpreta solemnes y alegres composiciones en
su honor. Tras la procesión la misa, y tras ella se inicia un ir y venir de
gentes que no cesa hasta bien entrada la noche.
Mi condición de cofrade hace
que haya participado en la procesión. Al termino de la misa me encamino hacía
casa, el propósito no es otro que el de despojarme del traje de chaqueta, que
ya empieza a sobrar una vez que el sol comienza a desperezarse. Una
gratificante ducha, un cambio de ropa más acorde con las temperaturas que
sufrimos y un paseo son las pautas a seguir.
Una vez hecho lo anterior,
salgó de paseo un rato antes de la hora del aperitivo por la ciudad. La
temperatura sigue siendo alta y, más pronto que tarde, lo más recomendable será
retirarse pronto. Al doblar la esquina de la calle Alfaros, junto al
ayuntamiento, me encuentro de frente con Rafael. Como vive con los sobrinos es
complicado verlo en verano, pues entre playa y chalets serranos vive como un
autentico marqués. El hombre se alegra de verme y como es natural yo también de
verlo a él.
-
Rafael, que bien lo veo. Como le sienta el verano.
Donde caminamos ¿en busca del fresco de la taberna o a por un helado de
mantecado?
-
Pos a ninguna de las dos cosas. Voy al horno a comprar
un pan, que mi sobrina me va a jacé
mañana un salmorejo fresquito. Con estas
calores es lo único que entra.
-
Pues fenomenal. Le acompaño si no le importa.
-
Que me va importar, así hablamos un poco que llevamos
tiempo sin darle a la singüeso.
Juntos caminamos San Pablo
abajo en dirección al horno de Cristóbal Martín. Un horno clásico de Córdoba.
Hablar de La Catalana es hablar de pan de toda la vida. Atrás quedaron los años
que se cocía el pan en los viejos hornos de leña de encina, pero el pan que se
hace en esta casa sigue teniendo ese sabor característico del pan más clásico
de la ciudad. Rafael compra un pan de un kilo que mete en una castiza talega de
tela que llevaba plegada en el bolsillo de la guayabera color hueso. Salimos
del horno y Rafael me dice:
-
El otro día me contaron en la taberna que ha estao osté con unos mexicanos hasiendo
televisión.
-
Cierto es Rafael. Un buen amigo que ha pasado unos días
en Córdoba. Se ha aprovechado la estancia para grabar cosas para unos
documentales para la televisión mexicana. Hemos estado con Lagartijo, el
sobrino de Manolete, en El Injertal de Miravalles, feudo de los que lucen el
hierro de Saltillo al día de hoy y en La Vega, donde pastan los otros saltillos
de José Joaquín Moreno Silva.
-
Las pasiones de los mexicanos, amigo. Manolete y los
cárdenos de los Moreno de la Cova.
-
Así es Rafael. Calin* nos trato fenomenal. Al principio
un poco parco en palabras pero cuando cogió la confianza hablo de su tío y
México aportó muchas cosas. Y luego en Palma del Río pues ya sabe usted. En el
Palacio de los Portocarrero con Enrique Moreno de la Cova y unos días después en
La Vega con su primo José Joaquín Moreno.
-
Buen ganadero era el padre de don José Joaquín. Don
Alonso triunfó con sus “urcolas” de forma rotunda en todas las plazas del país.
-
Pues ahora es al contrario. Los “urcolas” se conservan
de forma testimonial solo algunos machos y José Joaquín se ha centrado en los “saltillos”
con los que tiene un cartelazo de Despeñaperros para arriba extraordinario.
-
Las vueltas que da esto del toro. Lo de “saltillo”
también es extraordinario. Fíjese osté
que con unas pocas vacas y un toro de esa sangre se formó todo el campo bravo
mexicano.
-
Más o menos es así Rafael la historia.
-
Pos si quiere,
ya que estamos cerca, le convido a un medio de vino en La Sacristía y le cuento
una de toros mexicanos.
Me seduce la idea. Llevo
tiempo sin pasar una velada con Rafael. La Sacristía es una taberna moderna,
pero que ya es todo un clásico en la ciudad, sobre todo gracias a sus caldos de
Moriles Alto, sus sabrosos montaditos y sus sugerentes tapas frías como el
salmorejo, la ensaladilla o las patatas alioli. Accedo a la propuesta y en
breve tiempo nos encontramos en el local. El reciento tiene un sabor taurino
excelente y está enclavado en pleno corazón de Santa Marina. Pedimos dos medios
de Moriles frescos y un plato de patatas cocidas condimentadas con un sabroso
ali-oli.
-
Pos mire osté
hace ya algunos, pero que algunos años, se preparó la confirmación de un torero
que venía de México con mucha fama. Manolo Martínez. Gracias a don Álvaro
Domecq se aprobó que para el acontecimiento viniese una corrida mexicana y todo
se echo a andar. Don Álvaro tenía conocimiento con Don Luis Barroso, que era el
dueño de una ganadería mexicana que se llama Mimiuhuapan y se resolvió que se
escogiesen toros de esa ganadería.
-
Algo de eso he oído, pero la verdad es que nunca me
había puesto a investigar sobre el tema.
-
Pos yo se lo
cuento que lo se mu de primera mano grasias a la gente que faenaba en Los
Alburejos.
Tomamos un sorbo de vino frio
y degustamos unas patatas que están también frescas y sabrosas. Rafael continúa
su historia.
-
El ganadero mexicano, que como le he dicho se llamaba
D. Luis Barroso, escogió lo mejor de su casa. Reseñó ocho animales de nota
extraordinaria. Como es norma allí se bautizaron el día de su apartao y se le pusieron nombres
relacionaos con la amistad entre los dos países.
-
Eso es norma habitual allí. Creo recordar que el toro
de la confirmación de Finito de Córdoba se le puso “Califa” y al de la presunta
despedida de El Pana se rebautizó como “Rey Mago” por ser la corrida el día de
Reyes.
-
Estos ocho bureles se embarcaron en el barco “Camino” y
ahí se empezó el lío.
-
¿Qué pasó Rafael?
-
Pos que el
barco iba ligerito de carga y al capitán, para rentabilizar la travesía, no
tuvo otra ocurrencia que ir en vez de directo a España, como estaba previsto
hacerlo, pasar antes por Colombia y
Venezuela. Una travesía prevista de quince días, duró cuarenta y cinco. Los
animales tenían comida solo para esos quince días que se habían previsto, así
que imagínese oste lo que paso.
-
Me lo imagino, me lo imagino.
-
Los toros perdieron más de sien kilos cada uno. P’a colmo de males el barco de mercancía se
fue primero a Santander en vez de a Cádiz, donde esperaba Álvaro Domecq para
llevarse los toros a Los Alburejos.
Rafael hace
una pausa y retoma el relato con su habitual forma entre interesante, nostálgica
y concisa. Tomo otro sorbo del fino que Doblas cría en Moriles Alto y continua.
-
Pero no terminaron las tragedias. En el desembarco llevado
a efecto en Los Alburejos se pelearon los toros y uno fue muerto a cornadas. De
los ocho que se embarcaron en México si no me falla la memoria quedaron los
números 21, 22, 14, 33, 58, 39 y el 45. Así que entre perdida de kilos, peleas
y demás se resolvió que los toros no eran aptos para Madrid.
-
¿Y qué paso Rafael?
-
Los toros se quedaron en Los Alburejos un año. Allí se
repusieron y se desidió que se
lidiasen en día 22 de mayo de 1972 en San Isidro. En un cartel que formaban
Victoriano Valencia, el mexicano Antonio Lomelín y José Luis Parada.
-
¿Y cómo salió la corrida?
-
Pos a pesar
de los pesares cumplió la espectativas
que había de sobra. El triunfador del festejo fue el mexicano Lomelin, que había
confirmado unos días antes con toros precisamente de Don Alonso Moreno cortando
tres orejas, que estuvo valiente de verdad y cortó una oreja con petición de la
segunda. Victoriano Valencia estuvo cumbre con su segundo, pero lo pincho y perdió
los trofeos. El que menos se adaptó fue Parada que paso sin pena ni gloria.
-
Los toros se rebautisaron
de la siguiente forma el número 21, Hermano; el 22, Cariñoso, al que Lomelín le
cortó una oreja; el 14, Manito; el 33, Amistoso, que recibió los honores de la
vuelta al ruedo; el 58, Cuate y el 39, Amigo. Como se dará cuenta y le he dicho
antes. Nombres que hacían gala de su origen y de la amistad entre ambos países.
-
Qué curioso Rafael. ¿Y usted como sabe la historia tan
al dedillo?
-
Pos mu sensillo, como aún conservaba amigos de
cuando trabaje con Salas en Cádiz y siempre me ha gustao mucho las cosas de México, me interese mucho a través de un
antiguo compañero que se colocó en Los Alburejos.
-
Según me cuenta un toro no se lidio. En concreto el 45.
¿Qué paso con ese toro?
-
Pos según se
dijo, don Álvaro lo echo a un lote de vacas. Pero en fin hasta ahí ya no entro.
En el campo hay cosas que no se cuentan, no deben de contarse o no interesa
contarlas.
-
Pues me ha interesado mucho lo que me ha contado usted,
pero tengo que hacerle aún una pregunta. ¿Qué le llamaba tanto la atención de
México?
-
Muchas cosas. Sus toros, sus toreros, el tequila, los
corridos de rancheras y sobre todo los ojos de María Félix.
Rompemos a reír y salimos cada
uno camino de su casa. Camina con el pan de kilo presuroso para evitar el calor
y yo le secundo, pero obviamente en dirección contraria. Lo que no sepa Rafael
de toros en esta Córdoba, difícilmente lo sepa nadie.
*Calin es el apodo familiar de Rafael Soria Molina, Lagartijo en los carteles, sobrino carnal de Manolete y matador de toros.
*Calin es el apodo familiar de Rafael Soria Molina, Lagartijo en los carteles, sobrino carnal de Manolete y matador de toros.
1 comentario:
Precioso relato con sabor a solera, me encanta leer estos relatos que rememoran recuerdos de otros tiempos
taurinos más auténticos y más románticos que los de hoy, llenos de sabiduría popular y de una afición más entrega al TORO que la actual.
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