EL DECIMO CUARTO GANADERO ROMANTICO

Ahora que las lluvias han hecho al fin su aparición, es relajante sentarse las tardes de frío y agua a la lumbre de una chimenea o en su defecto en la mesa camilla, a devorar lo que otros, más sabios, nos han legado por escrito. Sabrosos resultan, al menos para mí, los libros que nos narran como es la cría del toro de lidia en el campo, o aquellos otros que nos narran historias pasadas de ganaderos que se empeñaron en buscar esa piedra filosofal llamada bravura. Entre esos narradores está Luis Fernández Salcedo que nos dejó por escrito, numerosas historias dignas de hacernos pasar más de una tarde grata en invierno. De entre su obra, hay que destacar el libro titulado "Trece ganaderos románticos" en que nos retrata ganaderos del pasado, tales como Antonio Miura, Vicente José Vázquez, Carriquiri, el cura de la Morena y otros hasta llegar al número trece.
Hoy, la ganadería sin dejar de tener un halo romántico, ha perdido ese toque tan bohemio que hizo famosos a muchos criadores de bravo. Hoy interesa vender pronto la cámada, sin importar la mayoria de las veces donde se va a lidiar y aún menos como se va a lidiar. El ganadero a la antigua está al borde la extinción. Digo está, por que aún quedan algunos en los campos, tales como el caballero portugués, Fernando Palha. Este se empeño en reconstruir la ganadería de sus antepasados a pesar de que sus mismos antepasados la destruyeron, ya que al personal encaste por ellos creado cruzando elementos vazqueños con otros de Miura, lo fueron sustituyendo, gracias al sabio consejo de un torero, por el hoy imperante tronco de Parladé.
Fernando Palha, tiene en el Ribatejo portugues una ganadería de otra época, conseguida a base de recorrer todo Portugal buscando los rescoldos que iban quedando de la antigua casta de su casa. Hoy, una vez conseguida la reconstrucción, la variedad cromatica de sus capas es por si sola, ya un auténtico espectaculo, así como su bravura encastada y añeja. Durante muchos años, al verse eclipsado por su primo Joao Folque, se vió marginado a lidiar sus productos en Portugal, haciendo su aparición en la torista Ceret, donde se convirtió pronto en santo y seña del público francés. España le está esperando, sus toros decimonónicos tienen cabida en la fiesta, pueden ser el contrapunto al toro bobo y tonto de hoy.