LA ESCUELA DE CORDOBA

Dentro de la mediocridad que tiñe en estos momentos el panorama taurino cordobés, se encuentra también envuelta en el velo de la discreción su Escuela Taurina, que si casi nunca ha sido productiva, ahora se encuentra obsoleta y anticuada, siendo muy pocos los chavales que acuden a ella para aprender los cimientos básicos en la ciencia de la tauromaquia. Fundada a final de la década de los setenta, tuvo una primera promoción prometedora, pues de ella salió el primer matador de toros formado en la misma, el hoy empresario Fermín Vioque y una figura entre los hombres de plata como es Antonio Tejero. Desde entonces poca cosa, pues de todos los que por allí pasaron, solo alcanzaron la borla de doctor en tauromaquia, "Chiquilin", muy a la sombra de Finito, Manuel Díaz que se montó la historia por otro lado, José Luis Moreno y más recientemente José Luis Torres.
Algo tiene que pasar para tan poca productividad, ¿fallaran los profesores? o quizás ¿los metodos?. Lo cierto es que han sido muchos, sobre todo de la provincia, los que se han marchado renegando a otras Escuelas, casos como los de los novilleros de Priego que terminaron por matricularse en la de Jaén, o Mazzantini que lo ha hecho en la de Ecija.
La cosa esta fea, Córdoba no confia en su Escuela Taurina. Las críticas en la calle y en las tabernas son feroces, pero es muy dificil poner solución. Tal es así, que el proximo día 4 se anuncia una clase magistral (¿) por parte de Reyes Mendoza, José Luis Torres y los novilleros Victor Abad y El Zorro, y clase práctica a los becerristas, Curro Leal, que lleva un par de años sin torear e Ignacio González, que promete pero que no vá para nada a la Escuela.
Esto es para mear y no echar gota. Una clase magistral con dos matadores de toros que en la presente temporada, no han sumado entre los dos ni una docena de festejos; unos novilleros que idem de idem (uno de ellos solo ha actuado el día de su presentación con caballos) y dos becerristas, uno que aburrido decidió dejarlo y que ha sido recuperado para esta comedia ante la falta de material y el otro que va por libre, aunque la Escuela aprovecha y lo pasea por donde puede para al menos pintar la mona.
Lo mejor es colocar en la puerta de la Escuela un cartel que diga: "Cerrado por derribo" por que desde luego la cosa no tiene solución.