Camino presuroso por el Paseo de la Victoria. La
antigua caseta del Circulo de la Amistad, hoy reconvertida en establecimiento
hostelero de moda, el kiosco de la música y la Pérgola del Duque de Rivas son
los únicos elementos urbanos en un frondoso jardín. La arboleda es variada y las
estilizadas palmeras se mecen por el viento. No cabe duda que pasar por la
Victoria nos trae la nostalgia de las antiguas ferias de mayo y septiembre. El
paseo se convertía en un poblado urbano, donde las casetas y calle del
‘infierno’, se aposentaban durante los ciclos de mayo y otoño. Aquella feria
tenía su aquel. Tenía un ambiente decadente en una ciudad que trataba de salir
de su peculiar ostracismo. Hoy sería inviable ubicar allí la feria. Los vecinos
tienen derecho al descanso y aunque en ocasiones el Arenal es un completo
extravío, es lógico, que la feria, en el céntrico Paseo de la Victoria, sea un
recuerdo cada vez más lejano.
En
días laborables las gentes caminan presurosas. Su andar es mecánico, frío y
automático. No se disfruta de la ciudad. Tampoco de esas cosas que siempre
están ahí para disfrute de nuestros sentidos. Es el modo de vida de una
sociedad que vive en un mundo preocupado y imbuido en sus problemas cotidianos.
Todo gira en torno al trabajo, las prisas, el reloj... Es el agobio de nuestro
tiempo. Eso que llaman 'stress'. La Puerta de Gallegos, antaño entrada a la
ciudad, es hoy uno de los accesos al centro urbano y comercial de Córdoba. Por
la calle Concepción nos adentramos poco a poco de forma imperceptible en ella,
hasta llegar al boulevard Gran Capitán, donde se alza esbelta la torre ochavada
de San Nicolás y perdura el recuerdo del Mercantil, tan conocido y cantado por
Pepe Marchena en su Romance a Córdoba.
Por
Gondomar, justo a la altura donde estaba el Club Guerrita, me topo con Rafael
que camina como un hidalgo. Su porte a pesar de los años continua intacto. Va
despacio, camina dirección a las Tendillas sin prisa, pero tampoco sin pausa,
tanto que me cuesta cierto trabajo darle alcance.
-
¿Dónde irá usted a estas horas?
Vuelve
la cabeza y su rostro muestra una mueca de sorpresa y también de alegría. La
verdad es que llevamos una temporada sin vernos. Denota su gesto satisfacción
al verme.
-
Hombre, que alegría me da verle. Está osté
más perdió que el barco el arroz. ¿Se vende caro, eh?
-
Pues la verdad es que si, que llevamos tiempo sin saludarnos, ni hablar de
toros, así que ya que estamos vamos a tomar una copa de vino a algún lugar que
nos pille cerca.
Caminamos
por Gondomar hasta llegar a la plaza de las Tendillas, allí podemos apreciar
como un establecimiento hostelero de solera, ha reabierto sus puertas. Eso sí,
remozado y adaptado a nuestros tiempos. Al traspasar unas de sus puertas se
puede apreciar en una vitrina, un rutilante terno verde botella y oro. Bonito
detalle que nos demuestra que la afición del toro continua estando presente.
Nos
sentamos en una de sus mesas. Veo que Rafael no está del todo a gusto. La
modernidad de la decoración del remozado gran bar, no es de su gusto.
-
Amigo, que esto está mu fino. ¿A ver
si nos van a dar luego un sartenaso
con la cuenta?
-
No se preocupe Rafael, nos cobraran lo que nos tengan que cobrar, pero
tranquilo, hoy invito yo.
Pido
un par de copas de fino de la tierra y un lomo del Valle de los Pedroches que
está que quita el sentido. Rafael alza su copa y dice con solemnidad:
-
Por dos amigos que se encuentran tras un breve, pero a su ves largo espasio de
tiempo.
Le
río la gracia. Golpeo suavemente el fino cristal de su catavino con el mío. Tomamos
un sorbo de vino, que a las horas del aperitivo es más que gratificante. Lo veo
ya más relajado, más tranquilo. A las personas de su edad, cuando se sacan de
sus lugares habituales, o querencias, tardan más tiempo en estar distendidos.
Cuando menos lo espero me sorprende con una de sus preguntas
-
¿Qué fotos me lleva osté en el sobre
hoy?
-
Pues unos toros en el campo, para no perder la costumbre. Las hice hace tiempo
en 'La Alamiriya' y las más bonitas las he pasado a papel para decorar la
bodega de un amigo. Mírelas Rafael. Las mira detenidamente. Escruta
minuciosamente las hechuras de los toros fotografiados.
-
Son bonitos Rafael, ¿no? Puros de la casta 'arranz'.
-
Si que son guapos los bichos. Pero le tengo yo que desir a osté una cosa. Eso
de casta pura como que no. La mayoría de las ganaderías que hoy tienen tanto
predicamento entre los afisionaos que
se proclaman toristas, y que se disen
puras de sangre, son producto de cruses
y más cruses. ¿Cómo formo Visente José Vázquez su ganadería? Por crusando de aquí y de allí, incluso
luego en la época del rey Fernando la vorvieron
a crusar con Jijones de Colmenar.
Luego cuentan que hasta el Duque de Veragua les puso hasta un beserro de Miura. ¿Santacoloma? Pos
saltillos por un lao e ibarreños por
otro, aunque unos se parescan más a
los primeros y otros a los segundos. ¿Los patasblancas? Pos igual: veraguas por
madres y santacolomas, ya de por si producto de un cruse, por padre.
-
Ya Rafael, es así. Todo tiene su génesis ¿no?
-
Pos sí. Y estos cruses tienen unos
resultados, a veses inesperados, que
son magníficos. La ganadería de Martínez Benavides era una de ellas. La formó
don Pedro Pascual de Gandarias y Urquijo en 1940 con reses vasqueñas que elimino y sustituyó por otras de sangre 'grasiliano' prosedentes de José
Escobar. Algunos años después compro a su pariente don Antonio Urquijo de
Federico un toro de nombre "Gamón" y en 1950 le volvió a comprar sincuenta vacas, algunas llenas, de
sangre de 'murube'. Al prinsipio se
llevo separado, pero a la larga se hisieron
cruses entre una sangre y otra, dando mu buenos resultados.
Interrumpe
y bebe de nuevo un sorbo del dorado caldo. Lo saborea y continua.
-
Luego en 1965 la compró don Francisco Martínez Benavides que la trajo desde
Toledo hasta las fincas 'El Torilejo', 'La Cruz del Madroño' y 'El Parralejo'
en el término de Posadas. En sus manos había ramas puras de una y otra rama,
así como otras resultado de los cruses
entre la dos. Aquello salía bravo y era del gusto de los figuras, mu al contrario que en la época de
Gandarias que tenía sierta fama de duresa.
-
Es cierto. Con muchos toros de Benavides se hicieron faenas de mucha categoría
y repercusión. No hay nada más que acordarse de Ortega Cano y Rafael de Paula
con los toros sobreros "Cabecero" y "Corchero", en 1985 y
1987 respectivamente. Dos toros bravos de verdad.
-
Efectivamente, pero bravo de verdad, pero bravo fue 'Madrileño'.
-
Claro, 'Toro de Oro' del Circulo Taurino de Córdoba en 1973. Era un crío pero
recuerdo haber visto la corrida.
-
Yo me acuerdo como si fuera ayer, pos entonses
trabajaba en esa casa como vaquero. ¡Cómo se me va a orvidá!
-
Pues cuente Rafael, que yo estaba muy chico y solo tengo recuerdos vagos.
Pido
otras dos copas de vino de la tierra que nos son servidas con celeridad y en
esta ocasión son acompañadas por un buen queso curado rociado con un aceite de oliva que le dá un brillo genial.
-
Yo llevaba poco tiempo trabajando ahí. El toro se embarcó sin ningún tipo de
problema, pero a la hora de bajarlo del camión ya comensó a dar problemas.
-
¿Y eso Rafael?
-
Pos ná, que se arrancaba a cualquier cosa. Es más, se quiso calmarlo con un
chorro de agua fría y el animal se arrancaba tirando cornás al liquido que salía de la manguera. Al final se tranquilisó y se dejo en un corral aparte
de sus hermanos, eso sí, con dos mansos que resibieron
de lo lindo.
Rafael
interrumpe su relato. Toma un trozo de queso y una gota de aceite, puesto para
dar ese brillo que despierta gula, cae sobre su blusón color vainilla.
-
¡Me cago en la leche puta¡ La que me va a liar mi Lola, que me lo he puesto
esta mañana, con el tute de planchar que se pega la chiquilla.
-No
se preocupe, que pido un poco de quitamanchas y lo solucionamos rápido.
Nos
traen un poco de quitamanchas y como un improvisado mozo de espadas, trato de
arreglar el desaguisado.
-
Venga Rafael, a esperar que se seque el polvo, lo cepillamos y verá usted como
se quita, pero mientras tanto siga usted largando.
-
Bueno, la corrida se dio el día 25 de mayo de 1973. Los toreros fueron Antonio
José Galán, José María Manzanares, que se presentaba, y José Luis Galloso que
formaba pareja entonses con el de
Alicante. El toro salió en cuarto lugar, dio 509 kilos de peso y desde que
salió se vio que tenia motor. Galán lo capoteo con gusto y el animal tomó tres
varas con alegría de Mateo Sánchez. Galopó en banderillas y tras brindar a don
Baldomero Milla Gracia, el de Bujalance le cuajó una faena a su estilo, pero
vibrante y de mérito. El toro no se cansaba de embestir, no paraba. Era un
tren, hoy se le hubiera pedió en indurto con toa seguridad. Pos bien, a la hora de matar y como era costumbre,
Galán tiró la muleta y entró a por uvas a cuerpo limpio. 'Madrileño', como
bravo que era, se trago la muerte y el matador tuvo que usar el recurso del
verduguillo, acertando, eso sí, al primer golpe.
-
Yo recuerdo la gente como loca Rafael. Aquello no me parecía una cosa normal.
Quede marcado por aquel recuerdo. Como la gente que asistió esa tarde a los
toros vibró con la conjunción entre un torero valiente y un toro bravo de
verdad.
-
Aquello era el manicomio. Galán cortó el rabo, a 'Madrileño' le dieron las
mulas la vuerta al ruedo, el mayoral
salió a saludar y los tres toreros brindaron una gran tarde de toros. Porque si
'Madrileño' se llevo la parma, sus
hermanos no le quedaron atrás y permitieron cortar siete orejas y un rabo.
-
En fin una bonita tarde de toros para recordar Rafael.
-
Y ahora voy a lo que iba desde antes de empesar
cuando salió lo de los encastes puros. 'Madrileño' era un toro crusao mitad por mitad. La madre era
'Madrileña', pura de Urquijo, y el padre era el semental 'Galleguito' que tenía
sangre 'graciliano' a través de Escobar. ¿Vé osté los misterios de los toros de lidia? Don Francisco Martínez
Benavides llevaba una línea pura de cada rama y luego una crusá de ambas.
Rafael
como siempre es un maestro en el relato. Siempre ilustrativo y con
conocimiento. Su experiencia en el campo fue muy extensa y su saber sobre este enigmático
animal máxima. Apuramos el aperitivo y salimos calle Claudio Marcelo abajo cada
uno para su casa. Nos despedimos y nos emplazamos para otro día. Espero que no
tarde mucho en volver a departir una copa de fino con él.
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