5/27/2015

LOS RELATOS DE RAFAEL EL VAQUERO. MADRILEÑO, UN TORO DE UN ENCASTE CRUZADO


Camino presuroso por el Paseo de la Victoria. La antigua caseta del Circulo de la Amistad, hoy reconvertida en establecimiento hostelero de moda, el kiosco de la música y la Pérgola del Duque de Rivas son los únicos elementos urbanos en un frondoso jardín. La arboleda es variada y las estilizadas palmeras se mecen por el viento. No cabe duda que pasar por la Victoria nos trae la nostalgia de las antiguas ferias de mayo y septiembre. El paseo se convertía en un poblado urbano, donde las casetas y calle del ‘infierno’, se aposentaban durante los ciclos de mayo y otoño. Aquella feria tenía su aquel. Tenía un ambiente decadente en una ciudad que trataba de salir de su peculiar ostracismo. Hoy sería inviable ubicar allí la feria. Los vecinos tienen derecho al descanso y aunque en ocasiones el Arenal es un completo extravío, es lógico, que la feria, en el céntrico Paseo de la Victoria, sea un recuerdo cada vez más lejano.

            En días laborables las gentes caminan presurosas. Su andar es mecánico, frío y automático. No se disfruta de la ciudad. Tampoco de esas cosas que siempre están ahí para disfrute de nuestros sentidos. Es el modo de vida de una sociedad que vive en un mundo preocupado y imbuido en sus problemas cotidianos. Todo gira en torno al trabajo, las prisas, el reloj... Es el agobio de nuestro tiempo. Eso que llaman 'stress'. La Puerta de Gallegos, antaño entrada a la ciudad, es hoy uno de los accesos al centro urbano y comercial de Córdoba. Por la calle Concepción nos adentramos poco a poco de forma imperceptible en ella, hasta llegar al boulevard Gran Capitán, donde se alza esbelta la torre ochavada de San Nicolás y perdura el recuerdo del Mercantil, tan conocido y cantado por Pepe Marchena en su Romance a Córdoba.

            Por Gondomar, justo a la altura donde estaba el Club Guerrita, me topo con Rafael que camina como un hidalgo. Su porte a pesar de los años continua intacto. Va despacio, camina dirección a las Tendillas sin prisa, pero tampoco sin pausa, tanto que me cuesta cierto trabajo darle alcance.

            - ¿Dónde irá usted a estas horas?
            Vuelve la cabeza y su rostro muestra una mueca de sorpresa y también de alegría. La verdad es que llevamos una temporada sin vernos. Denota su gesto satisfacción al verme.
            - Hombre, que alegría me da verle. Está osté más perdió que el barco el arroz. ¿Se vende caro, eh?
            - Pues la verdad es que si, que llevamos tiempo sin saludarnos, ni hablar de toros, así que ya que estamos vamos a tomar una copa de vino a algún lugar que nos pille cerca.

            Caminamos por Gondomar hasta llegar a la plaza de las Tendillas, allí podemos apreciar como un establecimiento hostelero de solera, ha reabierto sus puertas. Eso sí, remozado y adaptado a nuestros tiempos. Al traspasar unas de sus puertas se puede apreciar en una vitrina, un rutilante terno verde botella y oro. Bonito detalle que nos demuestra que la afición del toro continua estando presente.
            Nos sentamos en una de sus mesas. Veo que Rafael no está del todo a gusto. La modernidad de la decoración del remozado gran bar, no es de su gusto.

            - Amigo, que esto está mu fino. ¿A ver si nos van a dar luego un sartenaso con la cuenta?
            - No se preocupe Rafael, nos cobraran lo que nos tengan que cobrar, pero tranquilo, hoy invito yo.
            Pido un par de copas de fino de la tierra y un lomo del Valle de los Pedroches que está que quita el sentido. Rafael alza su copa y dice con solemnidad:
            - Por dos amigos que se encuentran tras un breve, pero a su ves largo espasio de tiempo.
            Le río la gracia. Golpeo suavemente el fino cristal de su catavino con el mío. Tomamos un sorbo de vino, que a las horas del aperitivo es más que gratificante. Lo veo ya más relajado, más tranquilo. A las personas de su edad, cuando se sacan de sus lugares habituales, o querencias, tardan más tiempo en estar distendidos. Cuando menos lo espero me sorprende con una de sus preguntas
            - ¿Qué fotos me lleva osté en el sobre hoy?
            - Pues unos toros en el campo, para no perder la costumbre. Las hice hace tiempo en 'La Alamiriya' y las más bonitas las he pasado a papel para decorar la bodega de un amigo. Mírelas Rafael. Las mira detenidamente. Escruta minuciosamente las hechuras de los toros fotografiados.
            - Son bonitos Rafael, ¿no? Puros de la casta 'arranz'.
            - Si que son guapos los bichos. Pero le tengo yo que desir a osté una cosa. Eso de casta pura como que no. La mayoría de las ganaderías que hoy tienen tanto predicamento entre los afisionaos que se proclaman toristas, y que se disen puras de sangre, son producto de cruses y más cruses. ¿Cómo formo Visente José Vázquez su ganadería? Por crusando de aquí y de allí, incluso luego en la época del rey Fernando la vorvieron a crusar con Jijones de Colmenar. Luego cuentan que hasta el Duque de Veragua les puso hasta un beserro de Miura. ¿Santacoloma? Pos saltillos por un lao e ibarreños por otro, aunque unos se parescan más a los primeros y otros a los segundos. ¿Los patasblancas? Pos igual: veraguas por madres y santacolomas, ya de por si producto de un cruse, por padre.
            - Ya Rafael, es así. Todo tiene su génesis ¿no?
            - Pos sí. Y estos cruses tienen unos resultados, a veses inesperados, que son magníficos. La ganadería de Martínez Benavides era una de ellas. La formó don Pedro Pascual de Gandarias y Urquijo en 1940 con reses vasqueñas que elimino y sustituyó por otras de sangre 'grasiliano' prosedentes de José Escobar. Algunos años después compro a su pariente don Antonio Urquijo de Federico un toro de nombre "Gamón" y en 1950 le volvió a comprar sincuenta vacas, algunas llenas, de sangre de 'murube'. Al prinsipio se llevo separado, pero a la larga se hisieron cruses entre una sangre y otra, dando mu buenos resultados.

            Interrumpe y bebe de nuevo un sorbo del dorado caldo. Lo saborea y continua.

            - Luego en 1965 la compró don Francisco Martínez Benavides que la trajo desde Toledo hasta las fincas 'El Torilejo', 'La Cruz del Madroño' y 'El Parralejo' en el término de Posadas. En sus manos había ramas puras de una y otra rama, así como otras resultado de los cruses entre la dos. Aquello salía bravo y era del gusto de los figuras, mu al contrario que en la época de Gandarias que tenía sierta fama de duresa.
            - Es cierto. Con muchos toros de Benavides se hicieron faenas de mucha categoría y repercusión. No hay nada más que acordarse de Ortega Cano y Rafael de Paula con los toros sobreros "Cabecero" y "Corchero", en 1985 y 1987 respectivamente. Dos toros bravos de verdad.
            - Efectivamente, pero bravo de verdad, pero bravo fue 'Madrileño'.
            - Claro, 'Toro de Oro' del Circulo Taurino de Córdoba en 1973. Era un crío pero recuerdo haber visto la corrida.
            - Yo me acuerdo como si fuera ayer, pos entonses trabajaba en esa casa como vaquero. ¡Cómo se me va a orvidá!
            - Pues cuente Rafael, que yo estaba muy chico y solo tengo recuerdos vagos.

            Pido otras dos copas de vino de la tierra que nos son servidas con celeridad y en esta ocasión son acompañadas por un buen queso curado rociado con un aceite de oliva que le dá un brillo genial.

            - Yo llevaba poco tiempo trabajando ahí. El toro se embarcó sin ningún tipo de problema, pero a la hora de bajarlo del camión ya comensó a dar problemas.
            - ¿Y eso Rafael?
            - Pos ná, que se arrancaba a cualquier cosa. Es más, se quiso calmarlo con un chorro de agua fría y el animal se arrancaba tirando cornás al liquido que salía de la manguera. Al final se tranquilisó y se dejo en un corral aparte de sus hermanos, eso sí, con dos mansos que resibieron de lo lindo.

            Rafael interrumpe su relato. Toma un trozo de queso y una gota de aceite, puesto para dar ese brillo que despierta gula, cae sobre su blusón color vainilla.

            - ¡Me cago en la leche puta¡ La que me va a liar mi Lola, que me lo he puesto esta mañana, con el tute de planchar que se pega la chiquilla.
            -No se preocupe, que pido un poco de quitamanchas y lo solucionamos rápido.
            Nos traen un poco de quitamanchas y como un improvisado mozo de espadas, trato de arreglar el desaguisado.
            - Venga Rafael, a esperar que se seque el polvo, lo cepillamos y verá usted como se quita, pero mientras tanto siga usted largando.
            - Bueno, la corrida se dio el día 25 de mayo de 1973. Los toreros fueron Antonio José Galán, José María Manzanares, que se presentaba, y José Luis Galloso que formaba pareja entonses con el de Alicante. El toro salió en cuarto lugar, dio 509 kilos de peso y desde que salió se vio que tenia motor. Galán lo capoteo con gusto y el animal tomó tres varas con alegría de Mateo Sánchez. Galopó en banderillas y tras brindar a don Baldomero Milla Gracia, el de Bujalance le cuajó una faena a su estilo, pero vibrante y de mérito. El toro no se cansaba de embestir, no paraba. Era un tren, hoy se le hubiera pedió en indurto con toa seguridad. Pos bien, a la hora de matar y como era costumbre, Galán tiró la muleta y entró a por uvas a cuerpo limpio. 'Madrileño', como bravo que era, se trago la muerte y el matador tuvo que usar el recurso del verduguillo, acertando, eso sí, al primer golpe.
            - Yo recuerdo la gente como loca Rafael. Aquello no me parecía una cosa normal. Quede marcado por aquel recuerdo. Como la gente que asistió esa tarde a los toros vibró con la conjunción entre un torero valiente y un toro bravo de verdad.
            - Aquello era el manicomio. Galán cortó el rabo, a 'Madrileño' le dieron las mulas la vuerta al ruedo, el mayoral salió a saludar y los tres toreros brindaron una gran tarde de toros. Porque si 'Madrileño' se llevo la parma, sus hermanos no le quedaron atrás y permitieron cortar siete orejas y un rabo.
            - En fin una bonita tarde de toros para recordar Rafael.
            - Y ahora voy a lo que iba desde antes de empesar cuando salió lo de los encastes puros. 'Madrileño' era un toro crusao mitad por mitad. La madre era 'Madrileña', pura de Urquijo, y el padre era el semental 'Galleguito' que tenía sangre 'graciliano' a través de Escobar. ¿Vé osté los misterios de los toros de lidia? Don Francisco Martínez Benavides llevaba una línea pura de cada rama y luego una crusá de ambas.

            Rafael como siempre es un maestro en el relato. Siempre ilustrativo y con conocimiento. Su experiencia en el campo fue muy extensa y su saber sobre este enigmático animal máxima. Apuramos el aperitivo y salimos calle Claudio Marcelo abajo cada uno para su casa. Nos despedimos y nos emplazamos para otro día. Espero que no tarde mucho en volver a departir una copa de fino con él.






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