¡Qué lástima que para ver estos encastes
singulares tengamos que recurrir a festejos menores¡ La novillada que lidió La
Quinta ayer en Córdoba tuvo todos los ingredientes para hacer disfrutar al
aficionado y espectador. Una presentación irreprochable acorde a su encaste,
pitones íntegros, pueden dar fe los mozos de espadas, y lo que es mejor una
bravura inusual en esta época de toros uniformes en su comportamiento. Pero
claro la casta y la movilidad son ingredientes que no permiten el toreo de hoy.
Los novilleros, más toreados de lo que pueda parecer, solo estuvieron a medias.
Los pecados del llamado toreo moderno se hicieron evidentes. Todo quedo a
medias. Los de La Quinta pedían poder, firmeza y mando. Los noveles solo le
mostraron lo que les enseñan y ven. Faenas que vienen preconcebidas del hotel, toreo en línea, abuso de los tirones y desplazamientos hacía afuera, gestos a los tendidos. El santacoloma
pide más, mucho más, sino te empiezan a incomodar y a complicar la vida,
motivos por los que se han visto excluidos de los mal llamados carteles de
campanillas. Ellos se lo pierden, por desgracia nosotros, los aficionados y los que a la postre mantenemos esto, también.
1 comentario:
AMÉN
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