8/10/2012

¿DEFENDEMOS ENCASTES PUROS O LA BRAVURA DEL TORO?



Existe una corriente, entre los aficionados a los toros, muy dada a defender la pureza de los encastes. Todo ello viene motivado, sin lugar a dudas,  por la expansión de una sola sangre por la cabaña brava. Esto es consecuencia de que un solo encaste, parladé-tamarón-domecq, acapare los puestos de los carteles de más relumbrón. Esta sangre dominante en el campo bravo, nos ha traído a las plazas un toro que poco favorece, o nada, a una lidia dinámica y completa. Por ello algunos aficionados se están movilizando en pro de la defensa de aquellos encastes distintos al imperante y mayoritario.
En ocasiones esta defensa se radicaliza hasta extremos que rozan una demagogia rayana en un integrismo que protege cosas que se desconocen, como si se trataran de auténticos dogmas de fe. Todos los encastes marginados y minoritarios son defendidos. Todos, y si alguno de ellos lo es con más efusión, este es el vazqueño que los Duques de Veragua llevaran a lo más alto. Basta con repasar entradas sobre este encaste en los distintos blogs taurinos. Siempre llevan aparejada la polémica. Unos defienden y erigen, de forma radical, la exclusividad de una ganadería, la de Tomás Prieto de la Cal, en la única representante de esta sangre.  Otros tratan de poner en valor a otros ganaderos que trabajan, de forma denodada,  por recuperar lo poco que puedan tener de esta casta mediante la absorción de otras que algún día pudiera haber contaminado la pureza de lo vazqueño. 
La polémica está servida. Sin ir más lejos esta misma bitácora taurina es fiel reflejo de lo expuesto con las entradas tituladas: ¿Se extinguirán los Veraguas?, o más recientemente ¿A qué vacada pertenece esta piara?. Los comentarios y las posiciones encontradas se dispararon y fueron de las entradas que más comentarios han tenido en este blog.

Ahora le llega el turno a Rafael Cabrera Bonet. Todo un erudito, un tratadista magistral sobre todo lo concerniente a la génesis, formación e historia de nuestras ganaderías. Una entrada sobre la ganadería de Aurelio Hernando, en su blog Entre recortes y galleos, ha vuelto a destapar la caja de los truenos al hablar de la sangre de Veragua. Tanto es así que Cabrera Bonet ha tenido que intervenir escribiendo una entrada nada más que magistral. Comparto con el todo, o casí todo.
Decir que el encaste vazqueño fue creado mediante el mestizaje de distintas razas y ganaderías de la época. Los Duques de Veragua por tanto manejaron una ganadería mestiza, eso sí, a la que dotaron de una personalidad única. Fueron requeridos elementos de la ganadería Ducal para la creación y mejora de múltiples ganaderías. Veragua fue prácticamente el Domecq de su época. Luego la edad de oro, o lo que es lo mismo la imposición de los toreros, ¿les suena esto de algo?, la fue marginando hasta hacerla desaparecer prácticamente.
Hoy es una sangre valorada, es algo único y en peligro de extinción, y demandada por gran parte de los amantes del toro. Por ello hay que dejar las discusiones bizantinas y tener una mente mucho más abierta. Hay que defender el encaste en sí, luchar por su pervivencia y dejar de hacerlo cerrándose en exclusividades ganaderas que son tan perjudiciales, como el monoencaste, para nuestra fiesta. 

Me da igual que Prieto de la Cal pusiera un toro de Torrestrella o Algarra a sus vacas. Si lo hizo, lo haría para refrescar y mejorar su ganadería. Poco me importa que las ganaderías hermanas de Javier Gallego y Aurelio Hernando traten de buscar la pureza mediante cruces por absorción eliminando todo lo que no posea sangre veragueña. Tampoco me importa que Fernando Palha crease su ganadería partiendo de una vaca llamada “Chinarra”. ¿Y saben el motivo? Porque lo que los tratadistas taurinos escribimos, es lo que quieren que escribamos. Al final no sabremos si lo que nos han contado y ha sido escrito es verdad o es mentira. Leyenda o mito. Lo que realmente ha sucedido en la formación y posteriores movimientos de nuestras ganaderías más señeras, es desconocido. Nadie sabe, más que los propios ganaderos, lo que cada uno ha hecho en su casa, lo que se ha puesto de manera secreta y puntual, tratando de buscar el toro ideal que cada criador tiene en su cabeza. Lo que realmente importa es que se busque un toro que venda cara su vida, que sea completo en los tres tercios, que sea integro por fuera y por dentro, y por consiguiente que de espectáculo. Eso es el beneficio que obtendría la fiesta y no la defensa irracional de algo que se desconoce. Por qué si queremos saber la verdad la historia, no la que nos han querido contar, ésta tendrá que ser reescrita por transportistas de ganado, camioneros, vaqueros y mayorales. 

Fotos: 
Arriba, semental de la ganadería de Julio de la Puerta; en el centro, sementales de la ganadería de Prieto de la Cal; y abajo, semental de la ganadería de Javier Gallego.

1 comentario:

Juanito dijo...

¡Chapo Salvador magnifica entrada!.