5/25/2012

CRONICA DE LA TERCERA DE ABONO DE CORDOBA


NOTABLE NOVILLADA DE JOSE CRUZ.

GANADERIA: Seis novillos-toros de José Cruz, irreprochables de presentación y de buen juego en líneas generales, destacando por su nobleza y gran calidad. Los peores, sin ser malos, los jugados en 5º y 6º lugar.

TOREROS: ANGEL JIMENEZ (blanco y plata con remates negros). Seis pinchazos y siete descabellos (silencio tras aviso) y pinchazo y estocada.
JUAN ORTEGA (coral y oro). Estocada (vuelta al ruedo tras petición) y pinchazo, media estocada y tres descabellos (ovación con saludos).
Juan Romero “EL ZORRO” (azul marino y oro). Estocada (oreja) y estocada y seis descabellos (silencio tras aviso).

INCIDENCIAS: Plaza de toros de Los Califas, de Córdoba. Tercer abono del festejo de la Feria de Nuestra Señora de la Salud. Un cuarto de plaza en tarde calurosa. La ganadería de José Cruz se presentaba en Córdoba. Entre las cuadrillas destacar la labor, una vez más, de Rafael Figuerola y Paquito Gómez Algaba.

Salvador Giménez.

Ya lo dijo Pepe Moro. Cuando hay toros no hay toreros, y cuando hay toreros no hay toros. Qué gran verdad encierra este dicho popular en el mundo de la tauromaquia. Una vez más la sentencia se hizo realidad. Que novillada llegó desde el campo de Salamanca enviada por José Cruz. Magnifica de presentación y sobre todo interesantísima de juego. Muchos fueron aplaudidos en el arrastre, además de por su más que correcta hechura, por el juego que ofrecieron sobre el redondel. Lo malo es que la mayoría, por no decir todos, se arrastraron con las orejas en su sitio. Una novillada que estuvo muy por encima de la terna actuante, que no supo, o no pudo entender, las francas y vibrantes embestidas que ofrecían cada vez que se le presentaban los engaños. Conclusión de todo esto, que los espadas de hoy están demasiado acomodados. Un novillo de los de hoy en Los Califas hace veinte o treinta años, hubiera puesto en figura de los novilleros al más pintado. Solo había que tener ganas de ser torero. Los de hoy, no es que quieran serlo, les cuesta trabajo lanzar la moneda al aire, para aprovechar una oportunidad que seguramente se le presente en muy pocas ocasiones.
Una vez expuesto esto ¿Qué decir de los actuantes? Pues poca cosa. Que desaprovecharon una gran oportunidad y poco más. “El Zorro” tiene la excusa de su corto bagaje con los montados, pero Ángel Jiménez y Juan Ortega, más toreados y con más oficio, tienen poca disculpa. Ojala esta novillada sea ese punto de inflexión que les lleve a “arrear” si se les vuelve a presentar otra ocasión semejante. Si no, mejor apaga y vámonos. Las medianías en el toreo no llevan nunca a nada.

De Ángel Jiménez hay que decir que tiene un sentido muy estético del toreo. Es variado con el capote, tiene buen gusto con la muleta, pero su pecado es su espíritu frágil. Tuvo dos novillos de categoría. Al primero lo entendió a medias. Le cuajó un trasteo de más a menos, pues se empeño en acortar distancias y el novillo le pedia todo lo contrario. En su segundo estuvo más compacto, pero abusó en exceso de una colocación ventajista, así como de los toques hacía afuera. Con la espada un desastre. Deja muerta la mano izquierda y el brazo derecho lo deja siempre atrás. Tuvo no obstante suerte en su segundo con la espada y un público condescendiente y una presidencia generosa en exceso cortó una oreja.

Juan Ortega es un torero que gusta en Córdoba. Cierto que este sevillano, alumno de la Escuela Taurina del Circulo Taurino de Córdoba, tiene el oficio muy aprendido. Trata siempre de hacer las cosas con sentido de la lidia, con estética y porque no decirlo, con personalidad. Pero anda tan fácil que sus labores resultaron demasiado frias y anodinas. Tanto es así que durante la faena a su primero, en la que dio una vuelta al ruedo tras petición insuficiente, no sonó ni la música. En su segundo, al que cuajó un buen quite por chicuelinas, más de lo mismo. Frialdad y sosería. Tiene que poner más de su parte si quiere seguir ilusionando a los aficionados.
Se presentaba en Córdoba, Juan Romero “El Zorro”. Con mucho público a su favor, evidenció su bisoñez, que suplió con ganas. Ese fue su aval principal. El deseo de no defraudar y gustar a la concurrencia. Mejor en su primero, un animal que llegó a tomar tres varas, al que cuajó un trasteo de mucha fibra, transmisión y voluntad. Entresacó alguna tanda estimable y como fue certero con el estoque, fue premiado con una oreja. Su segundo fue menos lucido. No con ello fue un novillo malo, tuvo sus cosas, pero solo pedia firmeza. “El Zorro” lo intento por activa y por pasiva, pero claro está, su falta de oficio le impidió redondear la tarde que él hubiera soñado.
Lo dicho. Magnifica novillada de José Cruz, esperamos que vuelva el año que viene, y que fue desaprovechada por unas u otras razones, por la terna. Otra vez será.


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