LA MEDIA LAGARTIJERA DE PEPE DIEGUEZ

Qué gran novillada hubiésemos vivido en Los Califas si los novilleros hubieran estado, en eso, en novilleros. Qué gran novillada del ganadero vasco, afincado en Salamanca, José Cruz. Novillos con hechura de toros. Bonitos, bien hechos, lustrosos, comidos,  y lo que es mejor, de buen juego. Para que luego digan del maldito encaste domecq. Qué buena novillada. Esto viene a corroborar que no hay ganaderías, hay ganaderos, y José Cruz lo ha demostrado en Córdoba. La lástima es, como ya ha quedado dicho, es que los espadas de turno no hayan estado a la altura.
Los toreros del mañana están demasiado academicistas. No tienen hambre de triunfo. Antes, hace algunos años, los novilleros se dejaban matar para aprovechar una oportunidad. Hoy salen a la plaza impecablemente vestidos, con capotes y muletas de los mejores sastres, con la lección muy bien aprendida. Si sirve a torear, si se te para arrímate. Lo malo es que de cuando en cuando salen algunos bravos y arreando y si no se está dispuesto, apaga y vámonos. La novillada me trajo recuerdos. Los novilleros no. De los que me acorde todos tienen mi admiración y mucho o poco, fueron gente. Los de hoy, torearan quizás más que los de antes, pueden que hasta ganen más dinero, pero no tendrán el reconocimiento ni admiración de aquellos que se dejaban los jirones del terno en los pitones de los novillos.
La gente no acude a la plaza. Cierto es que hoy la diversidad de espectáculos es mucho mayor que hace cuarenta años, pero la fiesta de los toros es única y es nuestra. Forma parte de nuestra cultura y nuestra historia. Córdoba está profundamente ligado al mundo del toro. Hay una afición dormida que hay que despertar. Cuál será el camino a seguir. Es muy triste ver los tendidos vestidos de rojo almagra. O esto cambia, o mal pinta la cosa. Mañana viernes será la piedra de toque. Aún quedan entradas en taquilla, hay que animarse a ver un espectáculo único.