El trapío es un concepto indefinido. Taurinos y no taurinos andan siempre a la gresca con este término, su significado y aplicación. Según el diccionario de la Real Academia Española la palabra en cuestión puede tener tres acepciones. Vamos a quedarnos con la segunda, las otras dos no vienen a cuento. Esta dice: “buena planta o gallardía de toro de lidia”. ¿Pero que entendemos como “buena planta y gallardía del toro de lidia”? Ahí viene la problemática. Nadie se pone de acuerdo sobre lo que es el trapío. El caso es que en los últimos tiempos la cosa se ha puesto tan enrevesada, que la palabra en cuestión ha sido eliminada incluso en alguno de los nuevos reglamentos que legislan la fiesta. Ya de antaño había quien quería medir el trapío de los toros por arrobas; más tarde a los kilos se le sumo alzada y sobre todos pitones. Los criterios de algunos insignes aficionados, apoyados por una prensa equivocada, implantaron un toro grande, irracional, fuera de tipo y sobre todo con unos caracteres muy lejanos de lo que debe de ser un toro bravo.
En la tarde de ayer se pudo ver como el trapío es otra cosa. La novillada enviada desde Salamanca por José Cruz ha demostrado lo que es el verdadero concepto de trapío. Animales armónicos, racionales y en el tipo de un animal listo para el combate. Muy alejado del toro fofo y cornalón que está quemando la fiesta. Esto es lo que debemos de entender por trapío de verdad. Lo otro es mentira. Es carne de matadero. El toro de lidia es un animal de combate y de lucha. Ojala todos, unos y otros, se den cuenta de la verdad como José Cruz, ganadero moderno pero con las ideas muy claras, que ha tenido una presentación de nota en el sur de España con esta novillada y que a la postre tampoco ha defraudado en cuanto a juego. Ya lo dijo “El Guerra” cuando le acusaban de matar “saltillos” y “otaolas”, dando la espalda a las ganaderías castellanas: “Para que quiero toros con tantas arrobas ¿acaso voy a echármelos a cuestas?”
Foto: Uno de los novillos lidiados ayer en Córdoba. (Jav ier Alvarado) Blog: Los caminos del toro.
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