1/25/2009
HIDALGO BARQUERO. UN CURA GANADERO
Rafael con los fríos es hombre de hogar. Es complicado verlo y por ello imposible oír sus historias y chascarrillos. Las fiestas navideñas pasaron por Córdoba como por todos sitios. Ajetreos, prisas, compras, comidas y mucha gente en las calles. Me consta, por habérmelo comentado en alguna ocasión, que a Rafael el jaleo de gentes en la calle no le agrada. Prefiere el ambiente sosegado y tranquilo. Por ello me alegre cuando lo vi sentado en su mesita, que tiene casi en propiedad, de la taberna. Yo por mi vinculación al mundo de las cofradías de Semana Santa, iba acompañado del padre Miguel, un cura septuagenario al que además de la predicación, le gusta de cuando en cuando saborear un buen fino de Montilla-Moriles. Rafael se percató de mi presencia y me hizo un gesto, gesto que torció cuando vio la condición de mi acompañante. Rafael aunque cristiano viejo, no le hacen gracia las gentes de sotana, pero no puso pega alguna a que nos sentáramos con él en el marmóreo velador. Tras las presentaciones de rigor, Rafael abrió su boca y comentó:
- Ya me estrañaba a mí que tú fueras a tomarte una copa con alguien que no fuera aficionao al toro. Ya hasta con curas.
Las risas sonaron con fuerza y el padre Miguel, le dijo al viejo vaquero:
- Mire usted, tengo ya cierta edad y desde niño los toros han sido una de mis grandes pasiones. Con decirle que antes del Concilio y desempeñando mi ministerio en Madrid, me quite la sotana, me puse una boina para taparme la tonsura y mi fue a Vistalegre a ver a Antonio Ordoñez, con eso se lo digo todo.
- Demuestra usté ser buen aficionao padre, Ordoñez fue el mejor de su época y de muchas que vinieron después.
Ya más distendido el ambiente y viendo que Rafael ha hecho buenas ‘migas’ con el padre Miguel, me pongo a tirarle de la lengua a ver si nos deleita con alguna de sus historias. Pido tres copas y una ración de bacalao, es viernes y el padre Miguel aunque no sea cuaresma, gusta guardar vigilia de carne.
- Rafael, que se cuenta usted. Ha estado muy perdido.
- Hijo, los fríos. Ya uno tiene una edad que hay que cuidarse. Así que quitando la ocasión se quita el peligro.
Rafael parte con el tenedor un trozo de pescado. Se lo echa a la boca y se quema. Suelta un improperio sin querer y mira al padre Miguel de reojo como diciendo, ya se ha mosqueao el cura. De pronto le espeta al sacerdote:
- Padre, ¿usté sabe que hubo curas que fueron muy buenos ganaderos?
- Si. Mire usted Rafael, en Madrid coincidí varias veces con Don Cesáreo Sánchez, al que Dios tenga en su Gloria, que era el dueño de la ganadería de Valverde.
- Efestivamente señor padre, pero en el tiempo pasao los hubo y algunos buenos. Con unas ideas impropias de la época que les toco vivir. ¿Sabe usté padre, que un cura creó una casta que aún existe en nuestros días?
- Pues no. Yo solo conocí a Don Cesáreo, así que si no le importa nos cuenta a Salvador y a mí la historia, que deseando estoy de oírla.
Esto le dio a Rafael confianza. Yo me dije, historieta al canto. A ver con que nos deleita.
- Pues miren ustés, hace ya muchos años, un cura de la Catedral de Sevilla que se llamaba Diego Hidalgo Barquero, llevado por su afición a los toros decide hacerse ganadero de reses bravas. Se pone el hombre manos a la obra y le compra a otro cura de Utrera una punta de vacas procedentes de Joaquín Giraldez que venían de lo que tuvieron los Vistahermosa a las que luego agregó otras que compro cuneras a unos tratantes trianeros conocidos como los hermanos Gutiérrez. ‘Aluego’ trato de encontrar un buen semental para padrear las vacas, encontrándose la negativa de los ganaderos con los que alternaba que le desian que su trabajo era el de pastor de alma y no el de criador de toros.
Interrumpe Rafael su relato. Saborea despaciosamente el vino. El padre Miguel está embobado y le pide que continúe.
- Como usté padre sabrá, los de su gremio siempre han tenio muchas influencias, así que cuando muere el gran Vicente José Vázquez, el cura Hidalgo Barquero consigue que el General Vicente Genaro de Quesada, albacea del testamento de Vazquez, le venda dos becerros de la ganadería vazqueña. Dos becerros berrendos en negro que pintan la ganadería haciendo que esa capa sea la más abundante en la ganadería.
- Buenas influencias debía de tener ese sacerdote, que por lo que he leído, era canónigo de la Catedral sevillana –dice el padre Miguel-.
- Si padre, tanta que los dos becerros fueron escogidos de entre los que quedaron de los que no se llevo el Rey Fernando VII, por el conocedor que tenia Hidalgo Barquero que era conocido por el tío Pepe el Mellizo.
Interrumpo el relato de Rafael, para aclararle que buen cartel alcanzó Diego Hidalgo Barquero, consiguiendo del cruce, un toro propicio para el toreo pero de poco agrado para el espectador que prefería los dramáticos tercios de varas a los toros colaboradores en el último tercio. De ahí que se hiciese popular el dicho: ‘Toros de Hidalgo Barquero, que nos devuelvan el dinero’.
- Si tú dirás lo que quieras, pero ese cura fue un adelantao. Busco un toro que sirviese a los toreros. Por eso una vez que vendió la ganadería el encaste perduró alcanzando la predilección del mismísimo Rafael Guerra que los imponía.
- Si Rafael, claro que lo sé, como también que con el paso del tiempo lo mejor de esta sangre llegó a nuestra provincia, concretamente a Cabra, donde en manos de José Benítez Cubero volvieron a tener la consideración de los mejores toreros, caso de Benítez o Curro Romero.
- Efectivamente. Hoy se los echan a los caballistas pero en esa ganadería hay buena casta y toros de verdad bravos.
Nos levantamos y nos disponemos a salir a la calle. Llueve. Córdoba se parece hoy a la que describió Baroja en su Feria de los discretos. Rafael se despide del padre Miguel y de mí.
- Padre, he pasao un buen rato con usted. Cuando quiera aquí me tiene. Ya os contare otro día lo del toro Compuesto de Benitez Cubero en la corria concurso de Jerez de 1958, que por cierto indultó Antonio Ordoñez.
- De acuerdo Rafael, el viernes que viene me tendrá usted aquí.
Rafael con un paraguas negro y una gabardina con mas manchas que un papel de jeringos apresura el paso hacía su casa. Yo acompaño con el mío, de más moderno diseño al padre Miguel al coche. Cuando voy solo para casa, pienso en los ratos que nos podría dar Rafael tan sabrosos. Lástima que se prodigue tan poco.
1/13/2009
OTRA MOJIGANGA
Visto lo dicho por Rufino Martín, que a este paso va a tener más celebridad por lo que dice y no por los toros que cría, que en Andalucía la fiesta de los toros era una mojiganga, escribimos en la entrada anterior que no le faltaba razón al ganadero sevillano. También dijimos que él cuando lidia por estas tierras forma parte de la misma. Es cierto. Como nos han aclarado, la frase citada por el señor Martín, se refería en concreto en la mayoría de los pueblos de la región, obviamente con las lógicas excepciones. Y es que en los pueblos la cosa es como se dice 'pa mear y no echar gota'.
El pasado domingo, el cuerpo pide toros a pesar de los fríos, nos dispusimos a presenciar el ya tradicional certamen de rejoneo de Atarfe, bellisima población de Granada. Y vaya, vaya con la mojiganga que se presencio tanto en directo en la plaza, como en pseudodirecto por la pequeña pantalla.
Se vende un certamen para rejoneadores noveles y resulta que el cabeza de cartel hizo su aparición en público allá por 1997, habiendo debutado incluso en la monumental de La Ventas. La cuadra que llevaba el caballero de Tarancón de lujo, impropia de alguien que empieza. No le iba a zaga el segundo caballero en plaza, Rubén Sánchez, alternativado según las estadísticas de un conocido portal taurino en 2002. Otro que empieza. ¡¡¡Vaya con los noveles!!! ¿No será que ante la cruda realidad de sus pocas actuaciones pretenden relanzar sus carreras?
Cuidado tiene que tener la empresa. El rejoneo está alcanzando una difusión en los últimos tiempos notable y el público no es tonto. En el momento que se den cuenta que los actuantes no empiezan, si no que se empeñan en seguir, dejaran de asistir a este tipo de festejos. Lo malo de todo esto, es que se está tomando el pelo al espectador, pues se le vende lo que no es. Buen dinero aporta Canal Sur con sus retransmisiones, que salvan de seguro entradas como la del pasado domingo. Lo único que se pide es transparencia. La fiesta del toro es la verdad y la verdad se tambalea. Solo Antonio Ignacio Vargas pone el punto de la cordura, por lo demás 'cashondeito, musho cashondeito'
El pasado domingo, el cuerpo pide toros a pesar de los fríos, nos dispusimos a presenciar el ya tradicional certamen de rejoneo de Atarfe, bellisima población de Granada. Y vaya, vaya con la mojiganga que se presencio tanto en directo en la plaza, como en pseudodirecto por la pequeña pantalla.
Se vende un certamen para rejoneadores noveles y resulta que el cabeza de cartel hizo su aparición en público allá por 1997, habiendo debutado incluso en la monumental de La Ventas. La cuadra que llevaba el caballero de Tarancón de lujo, impropia de alguien que empieza. No le iba a zaga el segundo caballero en plaza, Rubén Sánchez, alternativado según las estadísticas de un conocido portal taurino en 2002. Otro que empieza. ¡¡¡Vaya con los noveles!!! ¿No será que ante la cruda realidad de sus pocas actuaciones pretenden relanzar sus carreras?
Cuidado tiene que tener la empresa. El rejoneo está alcanzando una difusión en los últimos tiempos notable y el público no es tonto. En el momento que se den cuenta que los actuantes no empiezan, si no que se empeñan en seguir, dejaran de asistir a este tipo de festejos. Lo malo de todo esto, es que se está tomando el pelo al espectador, pues se le vende lo que no es. Buen dinero aporta Canal Sur con sus retransmisiones, que salvan de seguro entradas como la del pasado domingo. Lo único que se pide es transparencia. La fiesta del toro es la verdad y la verdad se tambalea. Solo Antonio Ignacio Vargas pone el punto de la cordura, por lo demás 'cashondeito, musho cashondeito'
1/10/2009
¿MOJIGANGAS, NO GRACIAS?
Leo con sorpresa como el ganadero sevillano Rufino Martín, propietario del hierro de Peñajara, ha tenido la lucidez de soltar por su boca en una tertulia en la villa y Corte, que las corridas que se lidian, en Andalucía son una mojiganga. En parte lleva razón. La fiesta en la región andaluza está cada día más descafeinada y ‘humanizada’ que nunca. Si a ello unimos que la prensa ‘oficial’ toca las palmas y mira para otro lado apaga y vámonos. Lo que me causa sorpresa es que este señor diga lo que ha dicho, cuando su ganadería y sus toros en Andalucía contribuyen a lo que él llama mojiganga. Este año sin ir más lejos, sus pupilos en la feria de agosto malagueña, fueron un dechado de virtudes que jamás pueden saltar a una plaza de toros.
Sin ir más lejos y repasando mi particular hemeroteca compruebo que en su última comparecencia en el ruedo de Los Califas, escribimos en la revista de información taurina ‘La Montera’, lo siguiente: “Llegó la primera corrida de toros, en el cartel reses de ‘Peñajara’ sangre ‘baltasar iban’ o lo que es lo mismo, cruce de ‘contreras’ con ‘domecq’. Toros que salieron feos de hechura, hechos de arriba abajo, cornalones, con mucha cabeza y cara lavada, sin rematar de kilos, escurrida de carnes y de un juego, como era de prever pobre, vacío de contenido. Todo transcurría en el más duro de los tedios cuando apareció por la puerta de tories ‘Bandolero’, número 53, de pelo castaño, un toro como sus hermanos grandón y de feas hechuras, todo que fue incierto durante los dos primeros tercios, pobre pelea en el caballo, gazapón y mirón en banderillas. En la muleta tuvo mucha alegría, embistiendo con gran transmisión a una muleta que no le pudo nunca, aunque es cierto que al toro le faltaba ese tranco de más para salir rebozado de la muleta. ‘Bandolero’ fue el toro de hoy, el toro incompleto, el toro de un solo tercio, lejos de ese total que derrama bravura y casta en los tres actos de la lidia que es el auténtico toro bravo. Le premiaron a sus restos con el honor de la vuelta al ruedo, se llevara algún premio, pero no fue el toro bravo que queremos ver en las plazas, pero visto lo visto, “en el país de los ciegos el tuerto es el rey”.
Esto fue lo que escribimos. Efectivamente el toro gano muchos premios y su criador, ahí viene la curiosidad, vino a recogerlos alardeando y presumiendo de criar toros bravos. ¿Entonces la fiesta en Andalucía no era una mojiganga? También recuerdo como estando con él tras la corrida, que para los estadistas se celebró el 23 de mayo de 2006, estoqueándola Serafín Marín, Eduardo Gallo y el local José Luis Torres, Don Rufino Martín comentó a un compañero de un medio de tirada nacional, que se tenía que haber indultado el toro, que él se lo habría llevado al campo gustoso. No comment. ¿Mojigangas? No, gracias.
Sin ir más lejos y repasando mi particular hemeroteca compruebo que en su última comparecencia en el ruedo de Los Califas, escribimos en la revista de información taurina ‘La Montera’, lo siguiente: “Llegó la primera corrida de toros, en el cartel reses de ‘Peñajara’ sangre ‘baltasar iban’ o lo que es lo mismo, cruce de ‘contreras’ con ‘domecq’. Toros que salieron feos de hechura, hechos de arriba abajo, cornalones, con mucha cabeza y cara lavada, sin rematar de kilos, escurrida de carnes y de un juego, como era de prever pobre, vacío de contenido. Todo transcurría en el más duro de los tedios cuando apareció por la puerta de tories ‘Bandolero’, número 53, de pelo castaño, un toro como sus hermanos grandón y de feas hechuras, todo que fue incierto durante los dos primeros tercios, pobre pelea en el caballo, gazapón y mirón en banderillas. En la muleta tuvo mucha alegría, embistiendo con gran transmisión a una muleta que no le pudo nunca, aunque es cierto que al toro le faltaba ese tranco de más para salir rebozado de la muleta. ‘Bandolero’ fue el toro de hoy, el toro incompleto, el toro de un solo tercio, lejos de ese total que derrama bravura y casta en los tres actos de la lidia que es el auténtico toro bravo. Le premiaron a sus restos con el honor de la vuelta al ruedo, se llevara algún premio, pero no fue el toro bravo que queremos ver en las plazas, pero visto lo visto, “en el país de los ciegos el tuerto es el rey”.
Esto fue lo que escribimos. Efectivamente el toro gano muchos premios y su criador, ahí viene la curiosidad, vino a recogerlos alardeando y presumiendo de criar toros bravos. ¿Entonces la fiesta en Andalucía no era una mojiganga? También recuerdo como estando con él tras la corrida, que para los estadistas se celebró el 23 de mayo de 2006, estoqueándola Serafín Marín, Eduardo Gallo y el local José Luis Torres, Don Rufino Martín comentó a un compañero de un medio de tirada nacional, que se tenía que haber indultado el toro, que él se lo habría llevado al campo gustoso. No comment. ¿Mojigangas? No, gracias.
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