El invierno se ha dejado caer
en Córdoba de repente. La bajada de temperaturas ha sido bestial. Las gentes
caminan presurosas un año más camino de sus casas, o de sus trabajos, para
tratar de entrar en calor. Los servicios de jardinería municipales han hecho
una autentica escabechina con los plataneros de sombra de Ronda de los Tejares.
La avenida, donde se situó el añorado Coso de los Tejares cordobés, aparece más
despejada tras la importante poda. Los troncos de los plataneros se alzan con
formas fantasmales, erguidos, sin hojas y sin apenas ramas. Solo se han salvado
de la tala, los arboles de menor tamaño y distinta especie y las dos palmeras
que flanquearon la puerta grande la recordada plaza de toros.
A pesar del frío, el cielo
azul y los rayos del sol invitan a pasear por el boulevard del Gran Capitán. Debido
a la cercanía de las fiestas navideñas este cambia su fisonomía cosmopolita y
se transforma en un mini parque de atracciones donde las luces de colores darán
tonalidades diferentes un año más. Los operarios se afanan para que cuando
llegue la hora todo esté preparado para unas fiestas en las que el rigor económico
hará que sean mucho más austeras que las de estos últimos años de bonanza.
Camino dirección a la calle
San Felipe, pero al pasar por el Gran Teatro veo a Rafael, el viejo vaquero,
mirando con curiosidad las carteleras que anuncian la próxima programación. No
advierte mi presencia por lo que le llamo la atención.
-
Rafael, buenas tardes ¿Qué tiene usted previsto ir al
teatro?
-
Jesús bendito, que susto me ha dao oste. Aquí estoy viendo esto, a ver si hay alguna comedia
bonita estos días de fiesta.
-
No sabía yo que era usted aficionado a las artes escénicas.
-
Hombre, a uno lo que le gusta además de los toros y el
buen flamenco es la zarzuela, pero cada vez ponen menos. Pero ya puestos y
viendo el pograma hay argo de villancicos flamencos, asín que a lo mejor me animo e invito a
mi sobrina Lola y a su mario que se
portan mu bien conmigo.
Aclaró que Rafael al ser
soltero y sin hijos, suele pasar la mayor parte del tiempo en casa de su sobrina
Lola, que lo cuida como si fuera un padre, de ahí la devoción que siente por
ella y por toda su familia.
-
Pues ya sabe Rafael, a sacar las entradas que luego se
acaban y no va a poder usted quedar bien con Lola y su esposo.
-
Cate, que hasta que no cobre la pensión no tengo poder monetario
en la cartera, así que eche oste p’alla
y vamos a tomarnos una copita de vino que ya es hora, además que para eso si
queda algo en los bolsillos.
Atravesamos por la calle Góngora
hasta llegar a San Miguel. Una vez allí Rafael avista la nueva taberna La
Montillana, denominada así por estar en el mismo sitio que otra de igual nombre
y que fue célebre en la Córdoba de mediados del siglo pasado. Nos acercamos y
decidimos pasar a su interior.
-
Bonita taberna Salvador, me gusta como está ambientá, como tenga buen vino y buenas
tapas voy a venir más de un día y más de dos.
Yo ya conozco el establecimiento
que regentan los hermanos Gavilán y sé de sobra que va a ser muy del gusto de
mi veterano amigo.
-
Rafael, el vino que sirven es de calidad superior y la
cocina aún mejor, así que vamos a pedirnos un par de medios y algo para picar
si le parece.
-
Pos me parece
superió, además este ambiente tan
torero hace que esto sea un sitio muy agradable.
Pedimos un par de medios y un
plato de pescado frito que seguro que hará las delicias del paladar de nuestro
amigo. Una vez que lo sirven, atacó a Rafael.
-
¿Se ha enterado usted de lo de las vacas de Alonso
Moreno?
-
No, que ha pasao.
-
Pues nada, que como está la cosa como esta, y harto de
luchar contra lo que marca el mercado el actual ganadero ha optado por mandar
las vacas al matadero y centrarse solo en el encaste de Saltillo.
-
No me diga oste.
Se está perdiendo lo mejor del campo bravo, hoy no interesa criar na más que lo mismo, too proveniente del mismo tronco y de la
misma sangre. La variedá que había antes
ya no se ve en los carteles.
-
Irremediablemente Rafael todo tiende a una solo encaste
con una misma raíz de Vistahermosa.
-
Ehhhhh, no diga oste
eso amigo, que lo que criaba don Alonso Moreno era lo más directo y enrazao que tuvieron en los tiempos de Maricastaña los condes de Vistahermosa,
que al igual que los Veragua, no fueron uno, sino unos pocos.
Le rio la gracia. Prueba el
vino. Como de costumbre lo saborea y canta sus excelencias.
-
Don Alonso Moreno de la Cova, era hijo como oste sabrá de don Félix Moreno Ardanuy. Tenía
inquietudes ganaderas distintas a las familiares, y aún a sabiendas de que
tarde o temprano le tocaría manejar alguno de los hierros de la casa con sangre
de Saltillo, su afición le hacía pensar en manejar otra sangre diferente, para quizás
saber si era capaz de manejar algo distinto y hacer un toro a su forma y modo.
-
Ese caso se ha dado en ocasiones en las historias de
las ganaderías. Otro caso similar es el de Alvaro Domecq que se desprendió de
lo heredado de su padre para formar a la larga un encaste nuevo como es el de “torrestrella”.
-
Pos sí, pero
don Alonso, salvando comparaciones, lo hizo con algo muy distinto a lo que tenía
su familia. Además don Álvaro a la larga volvió a padrear con toros de lo que tenía
su padre, mientras que don Alonso jamás mezclo saltillos con lo que compro en
Salamanca.
-
Bueno siga que siempre hace usted lo mismo, que para
contar algo da más vueltas que un trompo.
Se ríe Rafael ante mi
desesperación y prosigue la historia, sin dejar de tomar un sorbo del vino
amarillento y probar un boqueroncillo frito.
-
Bueno, pos
sigo. Al final de los años cincuenta don Alonso se fijo en la ganadería de don
Jesús Cobaleda que se anunciaba “Campogrande” y estaba formada por una compra
que hizo ese señor a los herederos de don José María Galache, y que mantenía en
su piara dos sangres como las de Urcola y Vega Villar que había heredao de su padre.
-
Y desde Salamanca vinieron esos toros para “La Vega” ¿no,
Rafael?
-
Pos si,
además oste como es originario de
Posadas me ha contado que desde nene los veía.
-
Sí señor, grandes y cornalones, generalmente de pelo “colorao”.
-
Pos eso que
vino desde el campo charro es una rama puro de Vistahermosa, sin cruza alguna y
fíjese oste, ahora me dice, que va al
matadero para perderse para siempre. Vivir para ver.
-
Así es. Otra más, y van unas pocas.
-
Eso es puro, muy puro. Si mal no recuerdo de
Vistahermosa pasó al Barbero de Utrera, después a su yerno Arias de Saavedra,
luego a Núñez de Prado, después a su sobrina, para terminar en José Antonio
Adalid, quien la vendió al vasco don Felix Urcola, que le dio su nombre a la
casta.
-
Qué bien se sabe usted la historia.
-
Antiguamente salían en las revistas unos arbolitos mu bien hechos y prácticamente los de
las ganaderías de Córdoba, me los aprendía de memoria.
-
Pues buena memoria tiene usted Rafael.
-
Urcola la vendió a Curro Molina y tras pasar por Pagés
llego a José María Galache. Una línea recta desde Vistahermosa hasta don
Alonso.
-
¿Y no se cruzo nunca con nada Rafael?
-
Sí, pero de forma testimonial y con otra cosa mu pura de Vistahermosa. En época de
Curro Molina se puso un toro del Conde de la Corte, la mejor ganadería de
España.
Rafael sigue erre que erre con
su idea que la ganadería del Conde de la Corte es la mejor del planeta. En su época
activa como vaquero en el campo bravo, fueron numerosas las ganaderías que
refrescaron con éxito con sementales del Conde, de ahí que Rafael defienda que
es una vacada que liga bien con cualquier otra procedencia.
-
Recuerdo algunos toros buenos de esa casa Rafael, usted
se acordará de muchos más.
-
Pos claro que
me acuerdo, pero a mis años le voy a hacer una reflexión. Los toros de don
Alonso se hicieron pronto clásicos en Madrid, tanto es así que en el sesenta y
siete hasta tres corridas se embarcaron en la finca de Palma del Río. Y muchos
toreros se consagraron gracias a los toros de esta ganadería. Fíjese oste bien: Andrés Vázquez con Estudiantino; el mexicano Antonio Lomelin
con Napolitano; el hoy metido a dicharachero
locutor Ruiz Miguel con Fanguito y ya
más reciente mente el desgraciado Yiyo. Pero a lo que voy, entonces las figuras
del toreo se anunsiaban con estas ganaderías
y con estas sangres, ahora se les llena la boca disiendo que no embisten, que no sirven y yo digo: Que coño saben
si no se han puesto nunca delante de ellos. Ni de una vaca siquiera.
-
Es verdad Rafael, hoy no los ven ni de lejos y encima
están acabando con ellos sin saber nada de si embisten de verdad o no. Es la
doble moral del toreo de hoy.
Toma un nuevo trago de vino.
Sus ojos brillan. No sé si de ira y de pena. Esta unos minutos en silencio. Hasta
que rompe a hablar muy serio y con lágrimas en los ojos, señal que ama al toro
más que muchos que hoy se dicen profesionales del toreo.
-
Mire oste una
cosa. ¿Sabemos que la afisión de los
Madriles espera de uñas a quien triunfa en Sevilla, no? Pos Espartaco tras cuajar al toro Facultades de Manolo González, se consagró como figurón del toreo
en Madrid con el toro Precioso de don
Alonso Moreno el día 15 de mayo de 1985. Aquel día alternó, si mal no recuerdo
y la cabeza no me falla, con Ruiz Miguel y Emilio Muñoz.
-
Es verdad. Y luego en 1987, un 25 de mayo cuajó otro
toro de Alonso Moreno en Córdoba, al que cortó las dos orejas, alternando con
Ortega Cano y con Emilio Oliva.
-
P’a que vea oste. Las figuras nunca hasian asco a los toros de don Alonso. Quién
sabe si Espartaco hubiese vivido en esta época se hubiese encontrado con un
toro como aquel y que le permitió consagrarse como lo que fue, una figura del
toreo.
Terminamos el rato de
conversación y aperitivo. Salimos los dos juntos del coqueto establecimiento.
Serios y con aire nostálgico de una época no tan lejana, donde de cuando en
cuando, los toreros mataban ganaderías del gusto de los aficionados con éxito,
mientras hoy, son ellos, los toreros y sus mentores, los que están llevando la
biodiversidad genética del campo bravo a toda una limpieza étnica, todo en
beneficio del monoencaste imperante.
Dedicado a la memoria de don Alonso Moreno de la Cova, y al actual ganadero don José Joaquín Moreno de Silva.