12/29/2010
PREMIO "TARIK DE IMPERIO" AL CRITICO ANDRES DORADO
En un sencillo acto celebrado en el rectorado de la Universidad de Córdoba y de manos del Rector Magnífico de la misma José Manuel Roldán Nogueras, el crítico y escritor taurino Andrés Dorado Molina ha recibido el premio Marcelo Moreno “Tarik de Imperio” instituido por la revista taurina La Montera y que ha llegado a su sexta edición.
En primer lugar el escritor Alfredo Asensi glosó la intachable trayectoria profesional del querido compañero que estuvo acompañado de su esposa Elena y de su hijo el matador de toros Andrés Luis. Por su parte el Rector felicitó a Andrés y le hizo entrega del preciado galardón que el crítico taurino agradeció con emocionadas palabras.
También asistió una digna representación de taurinos cordobeses compuesta por los matadores de toros Manuel Rodriguez y Rafael González “Chiquilín”, el novillero Juan Antonio García “El Califa”, el veterinario de la plaza de Córdoba José Luis Prieto Garrido y los aficionados Luis Rodriguez López, Manuel Herrera Salas y Rafael Sánchez Romero.
La cordial reunión concluyó con una copa de vino donde se brindó por el futuro de la Fiesta y un mejor 2011 para todos.
Andrés Dorado lleva más de cuarenta años escribiendo de la Fiesta de los Toros, pues comenzó en la revista que editaba la escuela taurina de la Puerta del Rincón de la que era alumno. Luego se probó y llegó a torear varias novilladas sin caballos. Su trayectoria es muy extensa ya que ha escrito para revistas nacionales y extranjeras y ha dirigido, creado y realizado programas taurinos para Canal Sur TV y otras televisiones autonómicas.
Resumiendo, la pluma de Andrés Dorado se ha caracterizado por la objetividad y la limpieza, lo que le ha hecho acreedor a este premio que anteriormente recibieron Angel Mendieta, José Luis de Córdoba, Justo Urrutia, Juan López “Juanele” y Salvador Giménez (padre) "Salji".- L.R.G.
12/21/2010
12/19/2010
LA GENERACION 'NI NI' LLEGA A LOS TOROS
El otro día informó la prensa que nos habían dado un suspenso en educación. Nuestros jóvenes no se forman como debieran. Por ello deberíamos pensar, que eso a la larga es un pesado lastre. Nuestros jóvenes están acomodados y se están habituando en exceso a una comodidad, que los lleva a convertirse en lo que llamamos la generación ‘ni ni’. Ni estudian, ni trabajan. Ni la falta que les hace, pensaran ellos.
Si los niveles educativos están cuestionados, el otro día una conversación con el hijo de un amigo, me hizo ver que a los nuevos aficionados a los toros, los estamos educando de igual y pésima forma.
El hijo de mi amigo es un jovencito, que desde pequeño le llamo la atención el llamado planeta toro. Hoy, a sus trece o catorce años, no se pierde retransmisión alguna por televisión, las que van quedando, así como el programa de “Toros para todos”. Se compró con sus ahorros, obtenidos a través de sus paguitas semanales, un capote y una muleta. Con ellos y otros locos como él, torean de salón cuando el tiempo y los libros se lo permiten. Cuando llega mayo le hace al pobre de mi amigo gastarse una pasta en un abono de grada. Luego, no sé cómo se las apaña, siempre lo veo en el tendido de arriba para abajo y aplaudiendo todo lo que le parece. Hasta aquí todo plausible para un chaval de su edad. Lo que me preocupó el otro día fue los términos de la charla que tuve con él.
En una reunión que teníamos algunos amigos, apareció a darle un recado a su padre. Al verme me saludó y comenzó a hablar apasionadamente de toros conmigo. Lo tenía por alguien que se preocupaba de nuestra fiesta, precisamente ahora que más caña le estan dando, y que quiere ser un entendido en la materia. La sorpresa mayúscula fue cuando me dijo que su torero era “El Fandi” y sus ganaderías estandarte eran la de Núñez del Cuvillo y la de Daniel Ruiz. Cuando le pregunte por otros toreros más del gusto de la afición más ortodoxa, me dijo que eran unos ‘cuentacuentos’, y que las ganaderías y encastes que tanto demandamos, eran anacrónicas para ‘pegarle sesenta muletazos y poner la plaza boca abajo’. De distancias y terrenos mejor no le pregunte. Ni de la historia del toreo. Me di cuenta que la nueva ola de aficionados, lo poca que hay, está muy mal educada.
Mal pinta la cosa. Todo viene porque el ‘taurineo’ se ha hecho el amo de todo y el verdadero sentido de la fiesta, está cada vez más escondido y oculto. Las figuritas de ‘pastel’ con su sentido del toreo, no están nada más que enmascarando la grandeza de la fiesta de los toros. Sus reticencias a la variedad de encastes, su comodidad hacía una lidia cada vez más uniforme y privada de integridad, está llevando a todos aquellos que se acercan a la tauromaquia, a un espectáculo pobre y cada vez con menos alma. De los ganaderos mejor no hablar. Han preferido criar el toro que les han pedido y mandar al matadero el toro que antaño ponía a todos de acuerdo.
¿Pero a quien corresponde educar a los que se acercan a nuestros cosos taurinos? Creo que a todos. Sobre todo a los ‘taurinos’ que son la parte interesada de ‘poner en valor’ una fiesta única e irrepetible. Pero si lo dejamos en sus manos, mal nos ira. Por eso deben de ser los aficionados los que se dediquen a la instrucción de las nuevas generaciones. Ciclos de conferencias, charlas educativas, visitas al campo, toreo de salón, clases prácticas y hacer ver a la clase política que la tauromaquia debe de tener su sitio en la educación. Aunque viendo como está la educación, caminamos hacía la generación ‘ni ni’ en el toreo. Ni entenderán, ni lo disfrutaran. Y lo que es peor, nunca demandarán una fiesta integra y pura, porque se les ha enseñado otra cosa.
Si los niveles educativos están cuestionados, el otro día una conversación con el hijo de un amigo, me hizo ver que a los nuevos aficionados a los toros, los estamos educando de igual y pésima forma.
El hijo de mi amigo es un jovencito, que desde pequeño le llamo la atención el llamado planeta toro. Hoy, a sus trece o catorce años, no se pierde retransmisión alguna por televisión, las que van quedando, así como el programa de “Toros para todos”. Se compró con sus ahorros, obtenidos a través de sus paguitas semanales, un capote y una muleta. Con ellos y otros locos como él, torean de salón cuando el tiempo y los libros se lo permiten. Cuando llega mayo le hace al pobre de mi amigo gastarse una pasta en un abono de grada. Luego, no sé cómo se las apaña, siempre lo veo en el tendido de arriba para abajo y aplaudiendo todo lo que le parece. Hasta aquí todo plausible para un chaval de su edad. Lo que me preocupó el otro día fue los términos de la charla que tuve con él.
En una reunión que teníamos algunos amigos, apareció a darle un recado a su padre. Al verme me saludó y comenzó a hablar apasionadamente de toros conmigo. Lo tenía por alguien que se preocupaba de nuestra fiesta, precisamente ahora que más caña le estan dando, y que quiere ser un entendido en la materia. La sorpresa mayúscula fue cuando me dijo que su torero era “El Fandi” y sus ganaderías estandarte eran la de Núñez del Cuvillo y la de Daniel Ruiz. Cuando le pregunte por otros toreros más del gusto de la afición más ortodoxa, me dijo que eran unos ‘cuentacuentos’, y que las ganaderías y encastes que tanto demandamos, eran anacrónicas para ‘pegarle sesenta muletazos y poner la plaza boca abajo’. De distancias y terrenos mejor no le pregunte. Ni de la historia del toreo. Me di cuenta que la nueva ola de aficionados, lo poca que hay, está muy mal educada.
Mal pinta la cosa. Todo viene porque el ‘taurineo’ se ha hecho el amo de todo y el verdadero sentido de la fiesta, está cada vez más escondido y oculto. Las figuritas de ‘pastel’ con su sentido del toreo, no están nada más que enmascarando la grandeza de la fiesta de los toros. Sus reticencias a la variedad de encastes, su comodidad hacía una lidia cada vez más uniforme y privada de integridad, está llevando a todos aquellos que se acercan a la tauromaquia, a un espectáculo pobre y cada vez con menos alma. De los ganaderos mejor no hablar. Han preferido criar el toro que les han pedido y mandar al matadero el toro que antaño ponía a todos de acuerdo.
¿Pero a quien corresponde educar a los que se acercan a nuestros cosos taurinos? Creo que a todos. Sobre todo a los ‘taurinos’ que son la parte interesada de ‘poner en valor’ una fiesta única e irrepetible. Pero si lo dejamos en sus manos, mal nos ira. Por eso deben de ser los aficionados los que se dediquen a la instrucción de las nuevas generaciones. Ciclos de conferencias, charlas educativas, visitas al campo, toreo de salón, clases prácticas y hacer ver a la clase política que la tauromaquia debe de tener su sitio en la educación. Aunque viendo como está la educación, caminamos hacía la generación ‘ni ni’ en el toreo. Ni entenderán, ni lo disfrutaran. Y lo que es peor, nunca demandarán una fiesta integra y pura, porque se les ha enseñado otra cosa.
12/13/2010
LA SOLUCION DEL ENIGMA
Hace unos días me dio por 'colgar' una foto de un toro cárdeno y preguntar a que encaste y ganadería pertenecía. Algunos han acertado como Mayoral, Veragua y Óscar Usó. Otros se aproximaron y los demás se fueron alejando, algunos hasta Antequera. Enhorabuena a los tres acertantes.
El pelo cárdeno, común en la rama saltillo-santacoloma, es normal en la casta vazqueña. En Veragua se daban la totalidad de pelos o capas conocidos, así como en todas sus ganaderías derivadas, caso de la rama portuguesa de Braganza. En el libro "El toro bravo" de Alvaro Domecq si vemos las reproducciones de los libros de Flores, ganadero que poseyó la ganadería de la casa real portuguesa, podemos apreciar que se daban los toros de este pelo. También hay toros célebres de Veragua o derivados de esta capa cárdena, caso del toro "Viajero" de Trespalacios que por poco acaba con el Papa Negro, o el Veragua "Pocapena" que ocasionó el mortal percance de Manuel Granero.
El toro de la foto pertenecía a la vacada sevillana de Julio de la Puerta, la cuál conserva una punta pura de reses de procedencia Veragua-Braganza a través de Curro Chica, y su nombre era "Cerreño", número 148 guarismo 1. Este ejemplar fue lidiado el día 16 de agosto de 2005 en la plaza navarra de Tafalla, siendo su matador el madrileño Ángel Gómez Escorial que le cortó una oreja.
12/08/2010
12/07/2010
PENSAMIENTOS CON EL AGUA DE LAS CANALES DE FONDO
He de confesar que estos días en los que no he escrito nada me ha embargado la desidia y la pereza. El mundo del toro, a pesar de la que está cayendo, sigue igual. Muchas reuniones de los mal llamados “7 magníficos” para integrar la tauromaquia en el ministerio de Cultura, mientras por otro lado se dejan extinguir encastes históricos. Estas ‘figuritas’ de pastel van a lo suyo, que no es otra cosa de no perder el privilegio de estar en las ferias más importantes, así como en los ‘gaches’ reservados para los menos afortunados, llevándoselo calentito exponiendo lo más mínimo.
Por otro lado está la clase política. No me gusta hablar de ella. La tauromaquia es y debe de estar ajena a los tejemanejes de los que nos gobiernan. El toreo es más que una fiesta, un espectáculo o una diversión. La tauromaquia es un ritual ancestral de nuestra cultura que está por encima de siglas de partido, tesis de globalización mundial y de la defensa de los animales.
Pero la fiesta sin saberse el porqué de la razón sigue perseguida y vilipendiada por la clase política de este país que la tiene como una seña de su identidad mediterránea, continuadora del culto mitraico y cretense.
La última ha sido el rechazo por parte del partido en el gobierno y de los ‘chauvinistas’ nacionalistas catalanes de la propuesta del retransmitir por la televisión que todos pagamos un mínimo de diez espectáculos. Luego unos y algunos de los otros acuden clavel en la solapa para ‘figurar’ en los burladeros de la administración en las tardes de postín. ¿Qué intereses habrá para esta persecución de la fiesta y de todos los que la amamos?
En otro orden de cosas el envío al matadero de la ganadería de Sánchez Cobaleda me embargó de tristeza y también de nostalgia. No hace mucho escribía sobre los otros encastes minoritarios. Parece que las sangres minoritarias que en su día fueron tenidas por ‘toreristas’ no importan. Solo los Veraguas, Miuras o Santalocomas tienen el beneplácito de los aficionados ‘toristas’. Los demás tienen otro sello. Triste final el de los ‘vegavillares’ que tanto lustre y fama dieron a la familia Cobaleda. Los saneamientos y la tuberculina son una espada de Damocles que pende sobre las cabezas de los ganaderos que cumplen las normativas que nos dicta Europa, que trata a una especie con una diversidad genética impresionante, como si de vacas frisonas estabuladas en un establo se tratase. Ante esto los presuntos defensores de la naturaleza callan. Se ve claro que de amor a los animales y a la diversidad de razas, nada de nada. Y el taurinismo ¿Qué hace? Mirar para otro lado. Les interesa la ‘globalización’ de la cabaña de bravo hacía el encaste ‘borrego’ que les deja estar donde están sin sudar las taleguillas.
A mí me importan poco los cabezas visibles de la torería actual. Sin embargo me preocupa el estado del campo bravo. No se debe de dejar extinguir su variedad genética. Pero amigos, solo nos cabe la demanda y la protesta. Por mucho que exijamos la vuelta de estas sangres a las plazas de postín, si toreros y empresas dicen que no, como lo están diciendo, estamos predicando en el desierto. Son ellos la clave para evitar más pérdidas de ganaderías en otro tiempo señeras. Es el toreo quien debe de dar el paso adelante. Nosotros lo agradeceremos, la fiesta ganará de nuevo en variedad y vida. Los ganaderos que crían estas sangres verán recompensa a su esfuerzo de hacer pervivir algo único. ¿Pero hará algo el toreo? Pienso que no. El toreo de hoy esta acomodado y anclado en perpetuar sus intereses. Menos mal que nos queda Francia.
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