Existe por Córdoba una corriente de nostalgicos del cordobesismo, que pretenden rememorar dicha época exaltando la figura de Julio Benitez. Estos que se dicen aficionados, niegan el pan y la sal a los demás novilleros de la tierra, poniendole demasiados defectos y tratando siempre de ningunear a los que no llevan el apellido ilustre. Julio Benitez, después de haber dado dos vueltas a España y haber toreado siempre utreritos a modo en pos de un triunfo que nunca ha alcanzado de forma rotunda, esta comenzando a perder fuelle y sus debiles cimientos, basados sobre todo en las simpatias que dejara el apellido paterno, estan proximos a derrumbarse.
Es ahora, cuando los neo cordobesistas al fin de tapar los fracasos y mediocridad del niño del Cordobés, atacan mas ferozmente a los demás noveles, los que por cierto no han tenido ni una cuarta parte de oportunidades de las que ha tenido Julio.
Uno ha toreado en plazas con reloj y banda de música, pasando desapercibido, otros, por polvaredas de portatil, con charangas y encima costandole el dinero y al menos han estado en novilleros, mostrando sus ganas de ser toreros, cosa que Julito parece que no quiere ser ni de lejos, a pesar de las facilidades dadas.
Que pasaria si a los otros, a los sin apellido, le hubiesen dado el mismo trato que a Julio. Pues muy sencillo, alguno seguro que habria roto.
Uno, directamente a las ferias, sin pasar por los festejos menores, utreros despuntados de ganaderias bobas, apoderamientos de relumbron, vestios de sastre caro, los demás, festejos modestos en portatiles, novilladas de desecho en puntas y encima con malas ideas, traje de segunda mano, sin apoderados (si sale alguno al final le pega el mangazo) y 33 mucho 33. El toreo está así y no tiene remedio, mientras los nostalgicos siguen en los suyo, despotricar de muchos y exaltar a uno, aunque al final será el toro el que ponga a cada uno en su sitio.
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