9/11/2009
OCHO OREJAS Y UN RABO CON MUY POCO FUNDAMENTO
GANADERIA: Cinco toros de Ana Muñoz y uno de Sierra Borja, jugado en 6º lugar. Mal presentados, descastados, mansurrones y con peligro sordo.
TOREROS: JUAN JOSE PADILLA (marfil y oro con flores de sedas). Estocada (dos orejas) y estocada (dos orejas y rabo).
CURRO DIAZ (rosa pálido y oro). Estocada (oreja) y metisaca bajo, pichazo y estocada (oreja)
JULIO BENITEZ “EL CORDOBES HIJO” (grana y oro). Estocada tendida y dos descabellos (oreja) y media atravesada que escupe, dos pinchazos y tres descabellos (oreja).
INCIDENCIAS.- Corrida de toros con motivo de la feria de la localidad minera cordobesa de Belmez. Un cuarto de plaza en tarde calurosa. El festejo comenzó con diez minutos de retraso por no presentarse la banda de música contratada por la empresa. Destacaron entre las cuadrillas Montoliú y Rafael Figuerola con la brega y Paco Gómez con los palos.
Las cosas no son como parecen. Sobre el papel el festejo celebrado en Belmez ha sido todo un ‘corridón’ de toros, pero la verdad es que todo ha sido un simulacro. No ha existido la lidia, salvo en algún momento aislado, no ha habido verdad y sobre todo el espíritu de la liturgia taurina ha sido vapuleado por una presidencia dadivosa y mal asesorada. Cierto es que el público ha pedido trofeos, de forma excesiva eso sí, pero lo que es intolerable es que los encargados de mantener la esencia, léase el palco, hayan colaborado en el desprestigio de la liturgia de la corrida. Un presidente jamás debe de exigir al público que pida trofeos, que a la postre han resultado tan baratos, que no tenían peso ni fundamento alguno.
La corrida ha carecido de alma en toda la tarde. La culpa de todo la ha tenido el ganado. Toros mal hechos, pobres de presentación, mansos, sin raza ni casta, doliéndose en el caballo, buscando el amparo de las tablas de salida y lo que es peor, algunos incluso con peligro sordo. Toros impropios de la raza de lidia. Lo siento por el ganadero que comenzó criando un toro interesante, resultante de una singular cruza de ‘nuñez’ con ‘arranes’. Como muchos se decantó por el encaste imperante. Con él ha fracasado, como muchos que creen que criar toros es como freír huevos.
Con semejante material los toreros hicieron lo que pudieron. Padilla acostumbrado a mil una batallas anduvo por Belmez como por el patio de su casa jerezana. Con poco, muy poco, fue el triunfador numérico del festejo. A su primero no pudo darle ni un solo lance de recibo. Lo banderilleó con pulcritud y solvencia. Con la tela roja cuajó un trasteo a base de porfiar y continuos guiños al tendido. Mató de forma contundente y cortó dos orejas muy baratas, por no decir que fueron de saldo. En su segundo al que recibió con una larga cambiada en el tercio, lo banderilleó de nuevo con su acostumbrada facilidad y facultades. Tras brindar al público, nuevo guiño al respetable, volvió a más de lo mismo. Técnica, facilidad y poco más. Esta vez los máximos trofeos fueron para él con el regocijo de muchos y la incredulidad de otros.
Curro Díaz es un gran torero. Pero el de Linares para desarrollar el gran toreo que atesora, necesita tener un toro de verdad en el ruedo. Sus oponentes fueron todo lo contrario. En su primero, tras brindar al público, estuvo intentando sacar agua de un pozo seco. El toro arrollaba cuando embestía hacía los adentros, Curro seguía intentando lo imposible, tanto que resultó feamente volteado. Algún muletazo suelto componiendo la figura y nada más. Una benévola oreja fue a sus manos tras estar acertado con el acero. En su segundo, un manso que acusó algún problema de visión, volvió a estar tratando de hacer el toreo. Como no había mimbres no hubo cesto. Los que acudieron a ver al torero que hace poco puso boca abajo la plaza de Linares, se dieron con un canto en los dientes.
Julio Benítez fue el que mejor resultado artístico consiguió. Desde que dejo de ser apoderado por El Tato, Benítez hijo anda con otra ilusión, extremo que quedó palpable desde que se abrió de capote en su primero. Dejó a su oponente crudo y al menos el animal tuvo alguna arrancada más que sus hermanos de encierro. Con la muleta estuvo valeroso y muy firme. Por eso arrancó alguna tanda estimable con la mano derecha, donde hay que destacar algún pase largo, templado y sobre todo ligado. Igual tono mantuvo en su segundo. Al menos Julio trató de justificarse siempre, intentándolo todo en ocasiones de forma incluso atropellada que le puso costar algún disgusto. No obstante decir que El Cordobés hijo, hizo lo mejor de una tarde marcada por el mal juego del ganado y la insolvencia de un palco de continuas rebajas.
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