GANADERIA: Cuatro
toros de Domingo Hernández y dos de Garcigrande (1º y 2º), correctos de presentación pero desiguales
entre sí. Tuvieron la tónica de ser colaboradores en el último tercio pero sin
acabar nunca de romper. El segundo de nombre “Emoción”, número 15 fue premiado
con la vuelta al ruedo tras una insuficiente petición de indulto.
TOREROS: Manuel
Díaz “EL CORDOBES” (verde y oro). Oreja y oreja.
JUAN JOSE PADILLA
(marfil y oro con remates negros). Dos orejas tras dos avisos y ovación con
saludos.
David Fandila “EL
FANDI” (grosella y oro). Oreja y dos orejas.
INCIDENCIAS: Plaza
de toros de Pozoblanco. Corrida de toros con motivo de la feria en honor de
Nuestra Señora de las Mercedes. Media entrada en tarde desapacible llegando a
llover durante la lidia del tercer toro. Al finalizar el festejo los tres
matadores salieron a hombros por la puerta del Gallo.
La cara amable de
la fiesta tenía este año cita en Pozoblanco. Es decir la fiesta popular, la
fiesta de las masas, la fiesta del espectador ocasional, la fiesta de la
heterodoxia, la fiesta mediática, o sea, la fiesta que nos han vendido como
espectáculo en nuestros días. En esta fiesta, o anti fiesta, todo tiene poca
importancia. La lidia discurre plana. El primer tercio es una farsa, el segundo
un trámite, eso sí, sino es protagonizado por el matador donde se convierte en
una exhibición de facultades físicas. Todo se concentra en tercio de muerte, o
del perdón, como está de moda en las postrimerías de esta temporada donde el
premio del indulto se está devaluando hasta cotas insospechadas. Padilla
intento provocarlo de manera burda en la tarde de ayer, eso sí, con un público
demasiado fácil, menos mal que en el palco hubo coherencia. Todo es tan
previsible que incluso a priori se sabe cuál va a ser el resultado final del
mismo. La tarde de ayer tuvo todos esos ingredientes y a pesar de ser un
festejo con aire triunfalista, nada de lo ocurrido ayer pasara a los anales de
la historia del coso de Los Llanos. Una más en el libro de los despropósitos.
Manuel Díaz “El
Cordobés” encabezaba el cartel. El de Arganda es un torero con muchos años de
alternativa. Un torero honrado, limitado, pero honrado. Nunca defrauda al gran
público. Conecta fácil con los tendidos con un toreo alegre y desenfadado. Pero
el paso de los años hace que haya perdido frescura. Quizás ayer le pesara el
viento durante sus faenas, pero a pesar de esta disculpa a su favor se vio a un
torero espeso, sin ver las cosas claras, con muchos altibajos. Sus faenas
resultaros deslavazadas, superficiales y sin alcanzar ese punto de chispa con
unos tendidos que lo trataron con cariño. A pesar de todo cortó una oreja en
cada uno de sus oponentes lo que le sirvió para salir con sus compañeros por la
puerta grande de la plaza.
Juan José Padilla
alcanzó los momentos más álgidos de la tarde durante la lidia del segundo toro
de la tarde. Un toro de nombre “Emoción”. Un toro armónico y bien hecho para
una plaza de tercera como la de Pozoblanco. Con él, Padilla, que ya lo había
capoteado con templanza y tras cuajarle un tercio de banderillas solvente, le
hilvanó un trasteo largo con muletazos de todas las formas posibles en el toreo
actual. Unos salieron mejor y otros peor, pero el torero de Jerez logró
apuntalar el mejor toreo de la tarde con un toro que tuvo como virtud principal
la nobleza y la colaboración. Ante ello el torero buscó de forma escandalosa el
indulto de un animal que no fue merecedor de tal premio. Parte del público
secundo la propuesta del torero, mientras otros, los menos, se mostraban
contrarios al perdón. Finalmente la presidencia puso la cordura. El animal fue
estoqueado con la consiguiente polémica entre unos y otros. Fue un toro noble,
toreable, con duración, pero no fue el ideal de toro para obtener el perdón de
su vida. En su segundo, un toro grande al que costaba un mundo moverse, lo
intentó pero jamás logró el propósito de redondear su tarde.
El Fandi es otro
caso digno de estudio en esta fiesta de hoy. Un torero que no ha salido a
hombros ni en Madrid, ni en Sevilla y que está en todas las ferias importantes
del país toreando todos los años un importante número de festejos que le hacen
muchas temporadas líder del escalafón en número de festejos. Un torero que
tiene muchos detractores, pero también muchos seguidores. Un torero al que la
tarde de ayer le vino un poco cuesta arriba. Estuvo mal, no. Pero tampoco estuvo
como para cortar tres orejas y salir a hombros. Fácil y estético con el capote,
que poca importancia se le da, atlético en banderillas y poco más. No estuvo a
gusto. Dio a sus dos toros muchos muletazos pero el torero con sentido brilló
en exceso por su ausencia o inconsistencia.
Tarde en que los
aparentes triunfos pronto serán olvidados, tarde en que el posible indulto se
convirtió en una farsa, tarde en la que el toreo estuvo ausente. Una tarde
plomiza más a pesar de todo. Es la fiesta que nos han impuesto en nuestros
días.
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