9/29/2013

LA FIESTA AMABLE DE HOY. ¡QUE MENTIRA MÁS GRANDE!


GANADERIA: Cuatro toros de Domingo Hernández y dos de Garcigrande (1º y 2º),  correctos de presentación pero desiguales entre sí. Tuvieron la tónica de ser colaboradores en el último tercio pero sin acabar nunca de romper. El segundo de nombre “Emoción”, número 15 fue premiado con la vuelta al ruedo tras una insuficiente petición de indulto.

TOREROS: Manuel Díaz “EL CORDOBES” (verde y oro). Oreja y oreja.
JUAN JOSE PADILLA (marfil y oro con remates negros). Dos orejas tras dos avisos y ovación con saludos.
David Fandila “EL FANDI” (grosella y oro). Oreja y dos orejas.

INCIDENCIAS: Plaza de toros de Pozoblanco. Corrida de toros con motivo de la feria en honor de Nuestra Señora de las Mercedes. Media entrada en tarde desapacible llegando a llover durante la lidia del tercer toro. Al finalizar el festejo los tres matadores salieron a hombros por la puerta del Gallo.

La cara amable de la fiesta tenía este año cita en Pozoblanco. Es decir la fiesta popular, la fiesta de las masas, la fiesta del espectador ocasional, la fiesta de la heterodoxia, la fiesta mediática, o sea, la fiesta que nos han vendido como espectáculo en nuestros días. En esta fiesta, o anti fiesta, todo tiene poca importancia. La lidia discurre plana. El primer tercio es una farsa, el segundo un trámite, eso sí, sino es protagonizado por el matador donde se convierte en una exhibición de facultades físicas. Todo se concentra en tercio de muerte, o del perdón, como está de moda en las postrimerías de esta temporada donde el premio del indulto se está devaluando hasta cotas insospechadas. Padilla intento provocarlo de manera burda en la tarde de ayer, eso sí, con un público demasiado fácil, menos mal que en el palco hubo coherencia. Todo es tan previsible que incluso a priori se sabe cuál va a ser el resultado final del mismo. La tarde de ayer tuvo todos esos ingredientes y a pesar de ser un festejo con aire triunfalista, nada de lo ocurrido ayer pasara a los anales de la historia del coso de Los Llanos. Una más en el libro de los despropósitos.


Manuel Díaz “El Cordobés” encabezaba el cartel. El de Arganda es un torero con muchos años de alternativa. Un torero honrado, limitado, pero honrado. Nunca defrauda al gran público. Conecta fácil con los tendidos con un toreo alegre y desenfadado. Pero el paso de los años hace que haya perdido frescura. Quizás ayer le pesara el viento durante sus faenas, pero a pesar de esta disculpa a su favor se vio a un torero espeso, sin ver las cosas claras, con muchos altibajos. Sus faenas resultaros deslavazadas, superficiales y sin alcanzar ese punto de chispa con unos tendidos que lo trataron con cariño. A pesar de todo cortó una oreja en cada uno de sus oponentes lo que le sirvió para salir con sus compañeros por la puerta grande de la plaza.


Juan José Padilla alcanzó los momentos más álgidos de la tarde durante la lidia del segundo toro de la tarde. Un toro de nombre “Emoción”. Un toro armónico y bien hecho para una plaza de tercera como la de Pozoblanco. Con él, Padilla, que ya lo había capoteado con templanza y tras cuajarle un tercio de banderillas solvente, le hilvanó un trasteo largo con muletazos de todas las formas posibles en el toreo actual. Unos salieron mejor y otros peor, pero el torero de Jerez logró apuntalar el mejor toreo de la tarde con un toro que tuvo como virtud principal la nobleza y la colaboración. Ante ello el torero buscó de forma escandalosa el indulto de un animal que no fue merecedor de tal premio. Parte del público secundo la propuesta del torero, mientras otros, los menos, se mostraban contrarios al perdón. Finalmente la presidencia puso la cordura. El animal fue estoqueado con la consiguiente polémica entre unos y otros. Fue un toro noble, toreable, con duración, pero no fue el ideal de toro para obtener el perdón de su vida. En su segundo, un toro grande al que costaba un mundo moverse, lo intentó pero jamás logró el propósito de redondear su tarde.


El Fandi es otro caso digno de estudio en esta fiesta de hoy. Un torero que no ha salido a hombros ni en Madrid, ni en Sevilla y que está en todas las ferias importantes del país toreando todos los años un importante número de festejos que le hacen muchas temporadas líder del escalafón en número de festejos. Un torero que tiene muchos detractores, pero también muchos seguidores. Un torero al que la tarde de ayer le vino un poco cuesta arriba. Estuvo mal, no. Pero tampoco estuvo como para cortar tres orejas y salir a hombros. Fácil y estético con el capote, que poca importancia se le da, atlético en banderillas y poco más. No estuvo a gusto. Dio a sus dos toros muchos muletazos pero el torero con sentido brilló en exceso por su ausencia o inconsistencia.

Tarde en que los aparentes triunfos pronto serán olvidados, tarde en que el posible indulto se convirtió en una farsa, tarde en la que el toreo estuvo ausente. Una tarde plomiza más a pesar de todo. Es la fiesta que nos han impuesto en nuestros días.


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