El tradicional festejo de rejones puso punto y final al abono
de la feria de mayo cordobesa. Feria de la que habrá que hacer balance de forma
tranquila y concienzuda, puesto que aunque sus resultados artísticos han sido
escasos, han ocurrido cosas que invitan a la reflexión. La feria de Córdoba
languidece cada vez más, cuenta menos en el panorama nacional y, lo que es más
preocupante, la propia afición y público local está dando la espalda a la
tradicional feria de mayo.
Tanto es así que el festejo de ayer, donde acude un público
muy distinto al de las demás tardes, la entrada fue muy pobre. Poco más de un
cuarto para presenciar un cartel que reunía a un rejoneador veterano como
Fermín Bohórquez, otro en sazón como Hernández hijo y un valor para el mañana,
como puede ser, Manuel Moreno. ¿Qué ocurre que ya no va el público ni a la
corrida de rejones? Habrá que buscar soluciones porque de no subsanar lo que se
puede haber hecho mal, o se está haciendo mal, la feria no va a remontar nunca.
El rejoneo de hoy vive un gran momento. Dicen que se torea a
caballo mejor que nunca, pero ayer el toreo brilló por su ausencia. Buena
monta, buena doma, buenos caballos, buena disposición, buena puesta en escena,
pero torear, como que no.
¿De qué sirve templar la embestida de un toro galopando de
costado a dos pistas si luego se clava a la grupa y de cualquier manera? ¿Es
este el rejoneo que dicen es el mejor de todos los tiempos? El toreo es otra
cosa. El dominio de un toro, entendiendo sus condiciones, sus terrenos y sus distancias.
Si esto todo falta el rejoneo es un espectáculo vistoso y poco más.
Lo más ortodoxo de la tarde corrió a cargo de Fermín
Bohórquez. El jerezano cuenta con oficio y cuadra de sobra para andar sobrado
tarde tras tarde. Lució en banderillas en ambos toros. Mejor la labor a su
segundo, al que entendió a la perfección en los terrenos de dentro. Lástima que
tras un pinchazo y un rejón diera un sainete con el descabello, lo que le
impidió cortar trofeos.
Leonardo Hernández es un claro exponente del rejoneo actual.
Vibrante, conectando fácil con el tendido a base de gestos y con una monta
espectacular. Frente al toro, poco reposo. Sus dos labores fueron de similar
corte. A su primero, tras banderillearlo con su personal estilo, le costó
matarlo un mundo, puesto que el animal se refugió en los terrenos de dentro y
fue complicado hacer la suerte final. En su segundo, en el que estuvo fácil y
haciendo las delicias de un público entregado, brilló en dos banderillas al
quiebro. Lástima que descordara a su oponente con el rejón de muerte, lo que le
privó de un éxito mayor.
Manuel Moreno está muy nuevo. Intenta practicar un rejoneo
clásico. En ocasiones lo consigue y en otras no. Sus dos labores fueron
similares y estuvieron marcadas por la voluntad de agradar al público. El mal
uso del acero le privaron de obtener premio.
FICHA:
Ganadería: Seis toros de Manuel Santiago Corvo.
Bien presentados, reglamentariamente despuntados para rejones y de buen juego
en líneas generales a excepción de los jugados de segundo y cuarto lugar, que
se rajaron . REJONEADORES: Fermín Bohórquez. Ovación y silencio. Leonardo Hernández. Ovación con saludos y oreja con
petición de la segunda. Manuel
Moreno. Palmas y silencioINCIDENCIAS: Plaza de toros de Córdoba. Corrida
de rejones. Sexto y último festejo de abono con motivo de la Feria de Nuestra
Señora de la Salud. Un cuarto de entrada en tarde primaveral.
1 comentario:
Es posible que Córdoba, como decía Pío Baroja, duerma. Pero veo que en Córdoba hay gente despierta (¡y bien despierta!), como el autor de las crónicas del abono cordobés, cuyo nombre ignoro.
No es fácil encontrar críticas tan sencillas, claras y competentes como las que han publicado Vds. Descriptivas y medidas, tanto en la censura, como en el halago, da gusto leerlas. Sobre todo si se comparan con las que se escriben o publican por ahí... firmadas por profesionales o vulgares espontáneos.
¡Enhorabuena!
L.M.G.
Publicar un comentario